Ortodoxos de Kiev y católicos griegos, excluidos del Consejo inter-religioso de Crimea
de Nina Achmatova

La decisión de las autoridades rusas en la península del Mar Negro genera discusiones. Crimea se adecúa a la legislación rusa, que solamente reconoce como “tradicionales” al budismo, al judaísmo, a la ortodoxia y al islam.  


 Moscú (AsiaNews) – Luego de un año y medio de discusiones, las autoridades de Crimea -la península ucraniana, anexada por Moscú en el 2014, tras el referéndum que no fuera reconocido por la comunidad internacional- “han decidido que no todas las organizaciones religiosas son iguales ante la nueva administración”. Es lo que denuncia el sitio de información Religiia v Ukraine, al retomar una noticia del portal Novocrimea.ru. Se refiere a la decisión de incluir en el Consejo para las relaciones inter-confesionales, guiado por la administración de la ciudad de Simferópol, sólo a las organizaciones religiosas “de las confesiones históricamente tradicionales, que operan en el territorio de Crimea desde hace por lo menos 100 años”. De esta manera, la iniciativa excluye del nuevo Consejo a las representaciones de los católicos griegos de la Iglesia ortodoxa ucraniana de Kiev y a otras religiones que no estuvieron presentes en la península a principios del siglo XX.  Crimea se adecúa así a la legislación rusa, según la cual las religiones “tradicionales” son solamente el cristianismo ortodoxo, el islam, el budismo y el judaísmo. En la Federación Rusa los católicos o los protestantes tampoco forman parte del Consejo inter-religioso, una organización pública que desde 1998 une a los líderes de las cuatro tradiciones religiosas del país.

La decisión de las autoridades de Simferópol representa un cambio respecto alo que fuera decidido en febrero de 2015. En aquél entonces, tal como recuerda Religiia v Ukraine, las autoridades locales establecieron que en el Consejo inter-confesional entrarían “todas las asociaciones religiosas” sin especificar nada sobre “religiones tradicionales”. Los detractores de la iniciativa denuncian que no fue explicado oficialmente el motivo por el cual fueron dejados afuera los “nuevos” credos, y subrayan que ni siquiera está probado que el budismo esté presente en Crimea desde hace ya  100 años.  

En diciembre de 2014, el arzobispo de Simferópol y Crimea, Kliment, del Patriarcado de Kiev, denunció en una entrevista que el concepto de Iglesias “tradicionales” y “no tradicionales” no existe desde el punto de vista religioso y legal.  “Se trata de la opinión personal de alguien, que eleva la cuestión y la convierte en política –declaró entonces-. Nos han dicho que el Patriarcado de Kiev no es tradicional. ¿En qué sentido? ¿Desde el punto de vista administrativo o espiritual? Si hablamos del Patriarcado como de un sujeto administrativo, entonces esto confirma nuevamente que las autoridades de Crimea están violando la Constitución y las órdenes del mismísimo Putin en lo que se refiere a la sociedad civil. Desde el punto de vista espiritual, en cambio, si se dice que no somos tradicionales, entonces esto significa que la ortodoxia misma no es tradicional en Rusia, y que por ende, tampoco lo es el Patriarcado de Moscú”. Tanto los católicos griegos como los ortodoxos del Patriarcado de Kiev desde un principio estuvieron en contra de la anexión de Crimea a Rusia, y en la crisis que actualmente atraviesa Ucrania, critican las políticas agresivas del Kremlin.

Las preocupaciones en torno al respeto por la libertad religiosa en la península sobre el Mar Negro también son causadas por el tratamiento reservado a la comunidad de la minoría tártara, que ha estado históricamente presente en estas tierras, que es de fe musulmana y que se muestra contraria a la anexión. Desde hace dos años que está en curso una verdadera y auténtica campaña de presión que abarca secuestros, prohibiciones, allanamientos y procesos contra sus líderes, los cuales han sido definidos por diversas facciones como hechos motivados políticamente.