Misionero del Pime sobre el llamamiento de los obispos: No tener miedo de denunciar las injusticias

P. Sebastiano D’Ambra comenta la carta “Nuestro país, nuestra fe”, escrita por el presidente de la Conferencia episcopal. Una invitación a “no dejarse acallar por las amenazas”. Los cristianos tienden a tener miedo, “pero debemos ser valientes”. Los homicidios extrajudiciales y la sepultura de Marcos como un héroe, “están creando tensión en la sociedad”. La defensa de la familia y del trabajo. 


Manila (AsiaNews) – La carta de Mons. Villegas “es oportuna, porque los cristianos tienden a tener miedo en estos momento difíciles. Es un período en el cual se necesita ser valientes y ver, en perspectiva, qué podremos hacer. Ahora estamos más bien en la etapa de denuncia de las injusticias”. Es lo que comenta el padre Sebastián D’Ambra, misionero del PIME en Filipinas, al referirse al mensaje “Nuestro país, nuestra Iglesia”, publicado el 22 de noviembre pasado por Mons. Sócrates Villegas, presidente de la Conferencia episcopal filipina (CBCP), al término de un encuentro del Consejo permanente de la conferencia.

En la carta, de cinco páginas de extensión, el prelado invita a todos los fieles a no dejar que las amenazas acallen el mensaje de la Iglesia sobre temas morales importantes para la vida del país: “Tenemos un Evangelio que proclamar –afirma Mons. Villegas- y debemos anunciar a la persona de Jesús. Y esto haremos, en los períodos mejores y en los períodos peores. No somos enemigos de nadie, sino que buscamos ser misericordiosos”.

La carta se configura como una respuesta a la situación socio-política del país, y analiza las cuestiones de la pobreza, del trabajo, de la legislación sobre la familia y de la lucha del gobierno contra la droga. Desde que Rodrigo Duterte fue elegido presidente, ya fueron muertos más de 5.000 despachantes o individuos que se presumen como tales, sin haber tenido un proceso previo adecuado. Los autores de la matanza son miembros de la policía o miembros de grupos armados.

Las noticias cotidianas de los homicidios extrajudiciales, continúa Villegas, “son inquietantes y angustiantes. No hay manera de que un gobierno puede afirmar con credibilidad que esta guerra contra la droga sirve a fin de preservar la vida, cuando favorece, alienta y fomenta la destrucción de la vida, que pasa a ser considerada –equivocándose- indigna”. Si bien algunos de estos asesinatos han sido investigados, agrega el obispo, “nadie ha sido incriminado, evidenciando la que aparenta ser una total impunidad”.

Orientada a la denuncia de los homicidios extrajudiciales, afirma el padre D’Ambra, “también hay una declaración escrita de un sacerdote redentorista, que es amigo mío, que ha acusado de manera directa a Duterte por los ‘escuadrones de la muerte’ que organizó cuando era intendente de Davao. Más de 1.000 personas fueron asesinadas por su voluntad. Con el mismo estilo, ahora está matando a los despachantes a nivel nacional”.

Otro elemento de tensión es  la sepultura del difunto dictador Marcos en el cementerio de los héroes de Manila, efectuada el 18 de noviembre pasado: “Hoy en Manila hay una gran manifestación de protesta contra esta decisión –agrega el misionero- y en Zamboanga [isla de  Mindanao, ndr] también están previstas protestas”.

Con respecto al tema de la familia y de las dificultades económicas, Mons. Villegas ha invitado a “los hombres de negocios filipinos y a los inversionistas del exterior a tornar posible que cada filipino pueda aspirar a un futuro satisfactorio para sí mismo y para su familia, en esta tierra”. Ya en septiembre pasado, los obispos se habían descargado contra todos los ataques a la vida, incluyendo el aborto, “que gritan al cielo clamando por la justicia divina”.

Durante su viaje a las Filipinas, el papa Francisco puso en guardia contra “las colonizaciones ideológicas que buscan destruir a la familia”.