En Alepo, con cantos y bailes, la poblaciĆ³n celebra el fin de los combates

En los últimos días 6.000 combatientes huyeron con sus familias. En la ciudad permanecen dos millones de civiles celebrando la victoria del ejército del gobierno. Cantos y bailes en una plaza del barrio armenio. La policía interceptó y desactivó un artefacto explosivo. Yihadistas y extremistas buscan venganza. Pero la gente no parece asustada y quieren empezar a vivir de nuevo.


 Alepo (AsiaNews) - En los últimos días, de Alepo han salido alrededor de 6000 combatientes con sus familias, mientras que en la ciudad se mantienen - bajo el control del Estado - más de dos millones de civiles. Un hecho que no necesita de muchos comentarios y que tranquiliza a todos aquellos que mostraron preocupación por el destino de los civiles en la ciudad bombardeada. Según fuentes bien informadas contactadas por AsiaNews, el pueblo de Alepo celebra con cantos y bailes sobre los escombros; en general hay un ambiente de alegría generalizada, a pesar de los estragos de la guerra y de los signos de conflicto que surgen por todas partes.

Sin embargo, la mayor victoria de Alepo no es la liberación de la ciudad de los yihadistas y los insurgentes, que en cuatro años no ha conseguido crear un ambiente agradable entre la población, sino el fracaso total del intento de matar el espíritu de tolerancia y convivencia entre las religiones y etnias. Un elemento peculiar de Siria, y en especial, de su metrópoli del norte, que ni un extremismo yihadista ha podido borrar.

De hecho, como una señal de triunfo y de fiesta, Aziziya - el barrio cristiano armenio de Alepo - ha erigido el árbol de Navidad más alto del país, iluminando las calles festivamente; Por otra parte, ayer por la tarde, una banda, compuesta por jóvenes armenios vestidos de Papá Noel, actuó tocando en la plaza para el deleite de toda la población de la zona.

En la iluminación del árbol había más musulmanes que cristianos, todos unidos en la alegría y la fiesta en un clima típico de las fiestas de Navidad, que no tiene nada en común con las fiestas islámicas.

Esta noticia de gente celebrando, testimoniada por las transmisiones en directo desde una plaza llena de gente, y difundida en la web (click aquí para el video), no han sido de ningún agrado para los grupos salafistas y yihadistas que, durante cuatro años, hicieron proselitismo, tratando de imponer un islam wahabí y takfiri. Una visión del Islam basada en la exclusión de los "infieles" y en una lucha abierta contra los no creyentes.

Estos grupos extremistas han tratado de llevar a la gente al oscurantismo, tratando de golpear con un ataque terrorista - frustrado por la policía del lugar – a la gente reunida en las calles para celebrar. Una bomba a punto de explotar fue colocada en la plaza Aziziya en Alepo liberada, para sembrar el miedo y la incertidumbre, pero también para frenar el masivo retorno de todos los desplazados internos alepianos, que habían salido de la ciudad poco después del ascenso de los rebeldes y los yihadistas.

Son alrededor de un millón de personas originarias de Alepo quienes han regresado a la ciudad después de la liberación por parte de las fuerzas leales al gobierno, dejando todo listo para reanudar sus vidas, que fueron súbitamente interrumpidas por los grupos yihadistas. Ellos quieren reconstruir, reemprender las actividades y volver a abrir las fábricas, devolver el equipamiento robado por las milicias y contrabandeado a Turquía. En la zona hay un ambiente de entusiasmo y dinamismo, elementos que siempre han caracterizado al pueblo de Alepo.

La noticia de la bomba y la explosión no ha sacudido a la gente, ahora inmune a los "trucos" de los combatientes “por la libertad" y partidarios de un "califato querido por fuerzas extranjeras". Irónicamente los ciudadanos ven en lo que está sucediendo exactamente lo contrario de lo que había sucedido anteriormente. Todo comenzó con bombas y ataques terroristas, seguido por la ocupación de los distritos al este de Alepo y la llegada de los yihadistas. Ahora, lo que ocurre es exactamente lo contrario: la salida de los yihadistas en primer lugar, precedida por la liberación de los barrios al este y ahora el regreso a lo básico, con las bombas y los ataques terroristas. Aunque pueda parecer paradójico, la población considera como una buena señal dicho intento de atentado; es como una suerte de señal de desesperación y desconcierto de los grupos yihadistas, ahora impotentes y luego forzados a ataques cobardes e impredecibles. Un gesto de quien sabe que ahora ya no tiene futuro en una ciudad que ha vuelto a vivir y esperar. (PB)