Card. Bo: el primero de enero, ayuno y oración por la paz

En el mensaje de fin de año, el arzobispo de Yangon se dirige a todas las religiones: “Llenemos los monasterios, las iglesias, templos y mezquitas, llevando carteles y banderas con la leyenda: ¡Detengan todas las guerras!”.


Yangon (AsiaNews) – Hacemos un llamado a todas las religiones “para que el primero de enero de 2017 observen una jornada de oración y ayuno por la paz. Llenemos los monasterios, las iglesias, los templos y las mezquitas llevando carteles y banderas con la leyenda ‘¡Detengan todas las guerras!’. Pasemos la jornada en oración y ayuno, para cambiar el corazón de todas las personas”. Es el pedido contenido en el mensaje de fin de año del Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon.

El documento, que va dirigido a todos los “hermanos y hermanas de Myanmar”, toma como punto de partida los episodios de violencia desencadenados en los últimos tres meses en varias zonas del país. En las últimas semanas se incrementaron los enfrentamientos entre el Tatmadaw (ejército leal al gobierno) y lo que los soldados definen como “un grupo militante de musulmanes Rohinyás” en el Estado de Rakáin (en el sudoeste de Myanmar). Desde principios de octubre, el saldo que se menciona llega cuando menos a 90 muertos y 30.000 desplazados. El Tatmadaw continúa yendo de pueblo en pueblo, limpiando el territorio y aniquilando los elementos rebeldes a su paso.  

Simultáneamente, también se ha reemprendido la guerra civil en el Estado de Kachin (noreste). Las tropas de Naipyidó efectúan ataques aéreos y terrestres para asestar golpes a las posiciones de las milicias étnicas del KIA (Kachin Independence Army), causando un número indefinido de muertos y dañando también a la comunidad cristiana.

En estos lugares de Myanmar, escribe el Card. Bo, “no existe la felicidad. La guerra prosigue y más de 200.000 desplazados viven en campos de refugiados. Para ellos, no será un buen año”. Mientras Camboya y Vietnam han resuelto sus conflictos, continúa el prelado, “nosotros seguimos envueltos en una guerra que no puede ser ganada. El único resultado que se obtiene de ella es la agonía y el desplazamiento de la población”.  

Luego de 60 años de conflictos intestinos, recita el mensaje, “ha llegado el momento de unirse –todas las religiones y grupos étnicos- para hacer que el año 2017 sea realmente un buen año. La paz es posible con la justicia. La paz es posible con la negociación. La respuesta armada ha fracasado”.