El arresto sucedió en el día del aniversario de la muerte del ex gobernados de Punjab, asesinado porque había defendido a la cristiana Asia Bibi. Activista y personas comunes han desafiado las amenazas de muerte y participaron en la ceremonia fúnebre conmemorativa.
Lahore (AsiaNews)- La policía de Lahore arrestó ayer a un grupo de 110 imanes mientras festejaban el homicidio de Salman Taseer. El arresto de los religiosos islámicos fue en el día del sexto aniversario de la muerte del ex gobernador de Punjab, “castigado” porque había defendido a la cristiana Asia Bibi y se expresó contra la “ley negra” sobre la blasfemia.
A AsiaNews, algunos activistas denuncian el clima de fanatismo religioso y la profunda contradicción presente en el país. “Por una parte-afirma Rana Kashif Javed-el gobierno de Pakistán expresa a gran voz la intención de hacer efectivo el Plan de acción nacional y reafirmar la primacía de la Constitución y del Estado de derecho; por otro lado los extremistas religiosos salen a la calle y bloquean la capital de la provincia de Punjab, provocando una grave violación de los derechos humanos fundamentales”. Según el activista, “todo esto representa una constante amenaza para nuestro país”. Los imanes fueron bloqueados y arrestados en el Main Boulevard del barrio Gulberg, donde estaban reunidos para celebrar la muerte del ex gobernador.
La intención de los religiosos islámicos era la d bloquear la ciudad e impedir la conmemoración fúnebre. Desafiando las amenazas de los radicales, activistas y otras personas comunes se reunieron en cambio a pocas decenas de quilómetros de distancia, en la zona de Lalik Chowk.
Syeda Deep, el organizador de la vigilia, refiere que los participantes han desplegado carteles, cantaron eslogan y encendieron velas contra el terrorismo y el fundamentalismo religioso. “Vine aquí-dice- no obstante las amenazas de muerte y han reafirmado que no se harán amedrentar, no tendremos miedo a los mullah neo-fascistas”.
Samson Salamat, presidente cristiano del Rawadari Tehreek Movement (Movimiento por la tolerancia), afirma: “En Lahore la intolerancia religiosa alcanzó los máximos niveles mientras los islámicos pedían bloquear la vigilia fúnebre. Todo esto es ridículo, si se considera que Muntaz Qadri, el asesinato reo confeso de Salman Taseer, fue considerado culpable por la ley del Estado y ahorcado”. Lo que han intentado hacer los imanes, continúa, “es una grave vilación de las libertades y de los derechos fundamentales. La cosa aún más grave es que todo esto sucede en presencia de un Plan de acción nacional que pide en modo claro al gobierno y a las instituciones frenar tales actividades”. Salamat considera que Pakistán “no será un país pacífico hasta cuando el Estado mismo no realizará acciones concretas contra los grupos militares que cometen “crímenes de odio” y difunden la intolerancia en la sociedad”.
El ex gobernador de Punjab, dice en conclusión Kashif Javed, “era un gobernante honesto. Es un acto inconstitucional el modo en el cual su familia y otros seguidores (el hijo fue afectado por una fatwa (decreto religioso) por haber pedido rezar por aquellos que fueron inculpados injustamente de blasfemia, Ndr), que defienden la paz, la tolerancia y la igualdad, son tomados en la mira”.