La Alta Corte administrativa estableció que Tiran y Sanafir son dos islas egipcias. Cuando se leyó el veredicto en el aula se desencadenó una fiesta, abrazos entre los abogados y los patriotas presentes. Crece la distancia entre el Cairo y Riad, que un tiempo eran aliados. Egipto se acerca cada vez más a las posiciones rusas, sirias e iraníes en la región del Oriente Medio.
El Cairo (AsiaNews)- La alta Corte administrativa se pronunció sobre la cuestión de las dos islas del mar Rojo, Tiran y Senafir, que el presidente al-Sisi había prometido ceder a Arabia saudita durante la última visita oficial del monarca a Egipto, el año pasado. Cuando se leyó el veredicto de la anulación el 16 de enero, con un texto rico más de versos poéticos y nacionalistas que frades jurídicas, se desencadenó un verdadera fiesta, con abrazos entre los abogados y los muchos patriotas presentes, que han entonado “Biladi, biladi, biladi” (Mi patria).
Lágrimas de alegría y escenas de júbilo, que recuerdan momentos y celebraciones de orgullo nacional que parecen excesivos por dos territorios desérticos, perdidos en el mar y deshabitados.
Uno de los abogados defensores de la “soberanía” egipcia sobre las islas Tiran y Sanafir habló hasta de “victoria de Egipto”, antes de salir del aula donde era esperado por una multitud que fue para conocer el veredicto. Junto a los presentes, él salió del tribunal gritando “Egipto es egipcio” y “Allah Akbar”, con ecos repetidos por todos los presentes, en aquella que luego se transformó en una manifestación espontánea de pueblo.
En los días precedentes a la audiencia, el presidente egipcio Abd al-Fattah al-Sisi- duramente condenado cuando decidió ceder las dos islas en cuestión a Riad- había justificado su marcha atrás afirmando que su madre le había pedido (que no regale lo que no era suyo”.
La sentencia emitida se volvió inmediatamente popular, demuestra la voluntad popular contraria al ceder de cualquier pedazo de territorio aunque sea a países que tradicionalmente son amigos (y árabes) como el reino saudita. Una nación, que por otro lado apoyó por largos decenios ya sea a nivel económico que político a Egipto sunita.
Los sentimientos fueron usados en modo hábil por los rivales del presidente egipcio durante los meses pasados, los opositores han aprovechado el descontento de la opinión pública relacionado a la cuestión de las dos islas para lanzar acusaciones de “traición” y “colaboracionismo” no en modo directo hacia el presidente, pero atacando su establishment.
En un momento delicado, en el cual se esperan muchas sorpresas en Arabia saudita para el futuro próximo, con escenarios catastróficos que se hacen hipótesis hasta un terremoto dentro de la familia real y de las estructuras mismas del país, la prensa egipcia contribuyó en relanzar tales escenarios. En estos días aparecieron en televisión hasta servicios filmados que hablan de planes israelíes que miran en ocupar las islas de Tiran y Sanafir no apenas fuesen consignadas a Riad.
Gracias a esta sentencia, el presidente al-Sisi saca terreno de bajo los pies a sus rivales privándolos de una excusa para un ataque sutil. Sin embargo, la cuestión abre una ventana siempre más amplia de malestar hacia el reino saudita. Las relaciones se están deteriorando siempre más, mientras el Cairo se acerca con creciente progresión hacia las posiciones rusas, sirias e iraníes en la región del Oriente Medio. (PB).