Vicario di Alepo: cristianos y musulmanes de fiesta por el Card. Zenari y el delegado papal

Del 18 al 23, el nuncio apostólico y el secretario del Dicasterio (ministerio) para el Servicio del Desarrollo Humano Integral han visitado la metrópoli del norte. Mons. Abou Khazen: “Alegría” de los fieles por nuestra continua “presencia”. La “gratitud” de los musulmanes que “dicen haber aprendido de nosotros la caridad”. La cautelosa  “esperanza” en los coloquios de Astaná, para que se pueda llegar a un “cese del fuego general”.


Alepo (AsiaNews)- La alegría de la comunidad cristiana que ha “encargado” al nuncio apostólico y representante vaticano “llevar los saludos al Papa Francisco”, y también el sentimiento de gratitud y conmoción de muchos musulmanes, que “dicen haber aprendido de “vosotros cristianos” la caridad”. Es cuánto narra a AsiaNews, el vicario apostólico de Alepo de los Latinos, Mons. George Abou Khazen, al concluir la visita oficial del Card. Zenari y de Mons. Giampietro Dal Toso, secretario delegado del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. “Los cristianos, y no sólo de Alepo -agrega el prelado- han visto y sentido que estamos muy cerca de la comunidad no sólo a nivel de caridad y testimonio, sino también de presencia”.

Del 18 al 23 de enero, a pedido del Papa Francisco, el alto funcionario vaticano y el representante pontificio en Siria han visitado la metrópolis del norte de Siria, por mucho tiempo epicentro del conflicto y desde hace algunas semanas bajo el pleno control del ejército de la Santa Sede esperando la finalización de las hostilidades.

En una nota, el Dicasterio mencionado explica que la delegación se encontró con “las comunidades cristianas y sus pastores”, los cuales “han expresado gratitud al Papa por la constante solicitud hacia la amada Siria”. De particular significado prosigue el comunicado, ha sido la visita “a instituciones de caridad católicas y a algunos campos de refugiados”.

Entre los momentos más significativos, estuvo la visita al centro de asistencia humanitaria dirigido por Caritas Alepo en el barrio de Hanano y la oración ecuménica promovida en ocasión de la Semana por la unidad de los cristianos. Le siguieron los encuentros con los representantes del islam en una óptica de paz y reconciliación en un país todavía hoy martirizado por el conflicto, no obstante los tímidos intentos de la diplomacia internacional tal como está sucediendo en estos días en Astaná, en Kazajistán.

“Hemos visitado hospitales -cuenta Mons. Khazen-, nos hemos encontrado con obispos y sacerdotes, religiosas, muchos fieles. Hemos tenido la ocasión de visitar dos campos de refugiados junto a la parroquia y a los miembros del Jesuit Refugees Service. Entramos en la catedral y a las iglesias destruidas o dañadas por los bombardeos (en la foto) a la ciudad y a la gran mezquita de Alepo”.

Mons. Dal Toso y el Crad. Zenari, prosigue el vicario, “estaban muy conmovidos por lo que han visto. Para nosotros este encuentro representó una ulterior señal de esperanza y de alegría, se ha eliminado un muro. Fueron muy significativos los encuentros con los fieles, uno dedicado a los jóvenes y el segundo abierto a la comunidad”.

La visita del cardenal y del alto funcionario vaticano también atrajeron la atención de las personalidades religiosas y laicas de la ciudad, de líderes musulmanes y de los administradores “que han querido encontrar y saludar a las autoridades cristianas”. También hemos visitado al muftí de Alepo -subraya Mons. Khazen- que no pudo venir personalmente porque estaba enfermo. El nuestro fue un gesto que el líder musulmán apreció mucho”.

Desde el inicio de la guerra, en marzo de 2011, es la segunda vez que el nuncio apostólico, hoy cardenal, logró visitar Alepo. “Él ha realizado un bellísimo gesto -narra el vicario apostólico- diciendo que la púrpura que viste es la sangre de las víctimas inocentes, de los niños, y que cada vez que la viste su pensamiento va hacia ellos y a los sufrimientos que está viviendo Siria”.

Si bien hoy está libre del conflicto, la situación en Alepo es todavía difícil, continúan faltando la electricidad y la calefacción. Además, cuenta el prelado, los milicianos del Estado islámico han cortado la provisión de agua que proviene del Éufrates y desde hace 12 días estamos sin agua. A pesar de todo, hay muchas ganas de repartir, de reconstruir, de hacer renacer a la ciudad. Una esperanza que hemos visto en los ojos de los niños y de las familias, todas musulmanas, que hemos encontrado en el campo prófugos de Jibrin. Su alegría, su entusiasmo al encontrarnos, sus miradas sin odio son realmente una señal de esperanza”.

Mientras tanto, en Astaná está en curso el segundo día de coloquios de paz entre el gobierno y la oposición, mediado por Rusia, Turquía e Irán. El objetivo es el reforzamiento de la tregua que rige desde fines de diciembre, para extenderla  a todo el país a excepción de los grupo yihadistas, entre los cuales figuran el Estado islámico y el ex Frente de al-Nusra. El enviado especial de la Onu para Siria, Staffan de Mistura, refiere que los dos frentes “no están distantes” de lograr una declaración final. Sin embargo, el vocero de los rebeldes Yahya al-Aridi subraya que “no será firmado ningún acuerdo”.

“Esperamos en los coloquios de Astaná -concluye el vicario apostólico de Alepo- ciertamente que permanece una nota de escepticismo, pero hoy la esperanza es más fuerte que en el pasado. Ambos frentes están en la misma mesa de trabajo, esperamos que se pueda llegar a un cese del fuego general” (DS).