Dolor de los obispos por la filipina condenada a muerte en Kuwait

La mujer, que declaró ser inocente, fue ajusticiada junto a otras seis personas. Duterte impulsa la inminente aprobación de la pena capital en las Filipinas. El reclamo de la Conferencia Episcopal: “la muerte de Jakatia debería hacer que todos nos opusiéramos”. 


Manila (AsiaNews/CbcpNews) – Los obispos católicos han expresado su dolor por la ejecución de una asistente doméstica filipina en Kuwait, e invitaron a los filipinos a reconsiderar su postura en relación a la reintroducción de la pena de muerte en el país, que fuera abolida en el año 2006.

Jakatia Pawa, una emigrante filipina, fue ajusticiada el 25 de enero de 2017. Junto a ella, fueron condenadas a muerte en la horca otras seis personas más: tres mujeres y cuatro hombres, entre ellos, un miembro de la familia real. Estas son las primeras condenas dispuestas en el rico país del Golfo desde el 2013, cuando se puso fin a una moratoria que había durado seis años.

Una declaración de la oficina del Ministerio Público de Kuwait difundió las nacionalidades de los otros condenados: dos kuwaitíes, un hombre y una mujer, dos egipcios, un bangladesí y una etíope que, al igual que Jakatia Pawa, se desempeñaba como asistente doméstica para una familia local. Ambas mujeres fueron acusadas de homicidio de un miembro de la familia en la cual trabajaban. Los dos homicidios no están relacionados entre sí.   

En Kuwait, viven y trabajan cerca de 240.000 ciudadanos filipinos y muchos ellos se desempeñan como empleados domésticos.

Ernesto Abella, vocero de la Presidencia de las Filipinas, ha expresado profunda tristeza por la ejecución de Jakatia Pawa. Él precisó que el gobierno filipino hizo todo lo posible para salvar a Pawa, incluyendo la asistencia legal, a fin de garantizar que sus derechos fueran respetados, y que fueron seguidos todos los procedimientos legales del caso.

Los obispos filipinos (CBCP), al expresar ayer su dolor por la ejecución de Jakatia Pawa, declararon que eso debiera servir de advertencia a los filipinos, para oponerse a la pena capital.

"La CBCP expresa las más sinceras condolencias a la familia de la difunta Jakatia Pawa, compatriota filipina, que fue ajusticiada en Kuwait”, dijo Sócrates Villegas, presidente de la Conferencia episcopal y arzobispo de Lingayen-Dagupan.

Luego declaró: “El hecho de que Jakatia haya proclamado su inocencia hasta el final de su vida, no hace sino subrayar la aversión a la pena de muerte, y la tristeza que sentimos por la muerte de Jakatia debería hacer que todos nos opongamos a la pena de muerte”.

 

En el año 2007, Pawa fue acusada de matar a la hija de su empleador, de 22 años de edad.

Hasta su muerte, la filipina sostuvo su inocencia, afirmando que jamás tuvo ningún motivo para matar a la muchacha.

"Es una noticia triste y deprimente. Una vida ha sido perdida. Un sueño se ha hecho trizas. Cualquiera sea la razón o la religión, ella es una filipina. Ella es uno de los nuestros. Estamos conmovidos en lo más profundo”, dijo el obispo Ruperto Santos, que preside la Comisión de la CBCP que se ocupa de los Emigrantes e Itinerantes.

Él afirmó que el restablecimiento de la pena de muerte en el país hace peligrar a los trabajadores filipinos de ultramar que se encuentran en el corredor de la muerte en el exterior. En el pasado mes de septiembre, el presidente Duterte declaró que quería reintroducir la pena capital, encendiendo un fuerte debate entre los ciudadanos. La medida está siendo discutida en el cuerpo legislativo, pero su aprobación parece ser inminente.  

"El gobierno no debería dejar que sea aprobada la pena de muerte. Si llegara a establecerse la pena en nuestro país, nosotros perderemos toda autoridad moral y legitimidad para pedir clemencia por nuestros filipinos que son condenados a muerte”, dijo Santos.  

El prelado también invitó a la administración de Duterte a brindar asistencia a los trabajadores filipinos de ultramar, que se encuentran afrontado la ejecución en el exterior.

"Todavía están aquellas personas presas. El gobierno no debe bajar la guardia ni confiar en que hará algo a último momento. Ellos deben actuar, con decisión y celeridad, por aquellos que están en la cárcel”, agregó.

Según el Departamento de Asuntos externos (DFAE), todavía hay 88 filipinos en el exterior,  que se encuentran en el corredor de la muerte.