El “nuevo” Myanmar rehén de los militares y de las divisiones étnicas y confesionales
de Francis Khoo Thwe

En el Estado Kachin una enfermera cristiana abusada y asesinada. China y Myanmar discuten de seguridad a lo largo de la frontera septentrional. Las crónicas internacionales relanzan las persecuciones contra la minoría musulmana. Fuentes de AsiaNews: La violencia afecta a “varias religiones y etnias”, pero los medios están sólo “concentrados en los Rohingya”. Factores sociales y políticos en juego.


Yangon (AsiaNews)- El nuevo Myanmar de Aung San Suu Kyi y guiado por el gobierno llamado Liga nacional para la democracia (NLD), ganador de las elecciones de noviembre de 2015, sigue siendo un rehén de los militares y marcado por profundos contrastes, y además de fracturas a nivel étnico y confesional. Es cuánto surge de narraciones y testimonios recogidos por AsiaNews en el país. Las violencias, observan nuestras fuentes, “afectan a varias religiones y etnias”, si bien en las últimas semanas las primeras páginas de los medios internacionales “están concentradas sobre los sufrimientos de la minoría Rohingya”, de la cual también habló el Papa Francisco en la audiencia general del 8 de febrero.

En estas horas agitan las aguas de la vida política por un homicidio sucedido ayer de una joven enfermera cristiana de Kachin cerca de Mytkyina. “Fue objeto de violencia sexual-explica nuestra fuente- luego asesinada con al menos 19 cuchilladas”.

Por el momento no hay certezas sobre la naturaleza del ataque, si bien ya en el pasado se registraron casos de abuso y homicidios de jóvenes Kachin por parte de los soldados del ejército birmano, en una zona teatro de un sangriento conflicto étnico que ha causado miles de evacuados. “A esto se deben agregar-prosigue la fuente- las destrucciones de iglesias y los lugares de culto cristianos en la región, lo que confirma que ni siquiera la comunidad cristiana se puede decir que esté al seguro”.

Sobre las violencias en el Estado Kachin intervino también China, que pide un cese del fuego a Myanmar para poner fin al éxodo de los prófugos más allá de las fronteras. El 7 de febrero se realizó un encuentro entre delegados birmanos y chinos de Kunming, en la provincia china de Yunnan, entre funcionarios de alto nivel. Beijing quiere que termine el conflicto y se restablezca la paz y la estabilidad a lo largo de la frontera, para salvaguardar los comercios y la seguridad de la población china que vive en la zona.

Las tensiones étnicas y confesionales en el área son tan fuertes que causaron una protesta contra la construcción en Mytkyina y Mudon (capitales de los Estados Kachin y Mon) de estatuas dedicadas a Aung San, padre de Suu Kyi, general birmano y héroe de la independencia. Si bien los trabajos de realización ya hayan iniciado, grupos de activistas y miembros de la sociedad civil han pedido la interrupción. No es posible aceptar esta estatua, explican los manifestantes, cuando está en curso un conflicto y no hay una plena aplicación del principio federalista en el país.

Está además el caso, todavía oscuro, de la muerte del famoso abogado y constitucionalista musulmán, Ko Ni, en el pasado consultor de primer plano de la Nobel de la paz y de la NDL. “Una cuestión-cuenta una fuente a AsiaNews en Yangon- que provocó enorme disgusto en todo el país. Un luto colectivo, prescindiendo de la fe profesada por el hombre. Era un buen ciudadano, nuestro amigo y connacional. En este caso va excluido el motivo confesional, no es un homicidio confesional o religioso”. Para los expertos su muerte se coloca de hecho dentro de un asesinato de naturaleza política por el trabajo que el activista en favor de la modificación de la Constitución deseada por los militares.

En concreto está la cuestión de la minoría musulmana Rohingya que llenó las crónicas internacionales en las últimas semanas, si bien el problema se arrastra sin resolver ya desde hace años. En estas horas una comisión de investigación del ejército birmano-formada por un general y otros cinco oficiales- inició una investigación oficial sobre las acusaciones de violencias y violaciones a los derechos humanos cometidos por los militares. Mientras tanto, una nave que lleva bandera malaya llevó ayuda-comida y artículos de primera necesidad- por 2.300 toneladas en favor de decenas de miles de refugiados Rohingya. Sin embargo, después de haber atracado en el puerto de Yangon el cargo fue recibido por la protesta de los grupos nacionalistas y extremistas budistas.

Decenas de monjes budistas y manifestantes llevaban banderas de Myanmar, y gritaban slogans y llevaban carteles donde estaba escrito “No a los Rohingya”. “La situación en este contexto-explica la fuente local de AsiaNews- es diversa de cómo es aparecen en los medios internacionales. En este problema entra en juego el elemento nacionalista y el hecho que el país, si bien frente a un cierto desarrollo, queden grandes fajas de la población en la total pobreza. Muchos birmanos piden, antes que nada responder a las necesidades de los connacionales, luego beneficiar a los otros. En este contexto, entre los jóvenes hay una mayor apertura y respeto por todas las religiones y sus fieles, mientras que entre los adultos y los ancianos permanecen focos de resistencia, y algunas veces de gran hostilidad”.

“Estoy de acuerdo con las palabras del Papa-concluye la fuente- y sin embargo yo tengo muchos amigos entre los musulmanes, personas que conozco desde mi infancia. Pero aquí estamos frente a un problema religioso, esta es una situación límite y con diversos factores políticos y sociales en juego”.

Myanmar está compuesto por más de 135 etnias, que siempre tuvieron problemas de convivencia en vivir pacíficamente, en particular con el gobierno central y su componente en su mayoría birmana. En el pasado, la junta militar uso la mano dura contra los más rebeldes, entre los cuales los Kachin en el homónimo territorio en el norte del país, a lo largo de la frontera con China y con los rebeldes Kokang en el Estado Shan. A éstos se suman las violencias contra la minoría musulmana Rohingya que Naypyidaw considera migrantes irregulares, privados del derecho a la ciudadanía.