Turquía se voltea por enésima vez, alimentando la tensión entre Ankara y Teherán

El vocero del presidente turco trata de disminuir las tensiones. En otras palabras, Turquía no quiere “una escalada” con Irán. Pero las acusaciones de Erdogan, según el cual Teherán “desestabiliza” la región, irritaron a la dirigencia de la República islámica. Convocado el embajador, pronta una respuesta sobre el tablero sirio. Las jugadas de Israel para crear un frente árabe-turco en clave anti-iraní. 


Beirut (AsiaNews)- El vocero de la oficina de la presidencia de Turquía, Ibrahim Kalin, intentó disminuir las tensiones entre Ankara y Teherán, declarando que su país no quiere ni desea “una escalada” con Irán. Sin embargo, estas palabras, pronunciadas ayer, resultaron poco creíbles para la dirigencia de la República islámica, después de lo sucedido recientemente en la Conferencia de Munich sobre seguridad, y en la de Astaná en Siria.

Quienes alimentan el fuego, son las declaraciones hechas por el líder turco Recep Tayyip Erdogan en el curso de su reciente visita oficial a Qatar y Arabia Saudita. Días atrás,  Irán convocó al embajador turco en Teherán justamente para aclarar las frases pronunciadas por el presidente turco, el cual acusó a la República islámica de “desestabilizar” la región.

Hace menos de seis meses, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu volaba a Teherán en busca de ayuda, para salir del desastre económico al cual se arriesgaba llevar al país a continuación de las sanciones económicas impuestas por la vecina Rusia. Una medida tomada por Moscú en respuesta al abatimiento del jet ruso en territorio sirio por parte de las baterías antiaéreas turcas.

A la visita del ministro de Relaciones Exteriores turco le siguió la visita oficial del presidente Erdogan a Irán, que fue cálidamente recibido. Una misión diplomática que contribuyó, en otra época a acercar a Ankara al eje Siria-Rusia-Irán, en la guerra en curso desde hace seis años en el país árabe de cara al Mediterráneo.  

Las tensiones con la administración Obama, el día después del fallido golpe en Turquía, el enfriamiento en las relaciones con Europa y los fracasos en los países árabes, además de la clausura con Rusia, habían llevado a Ankara a tomar una posición de profundo aislamiento. Un declive del cual sólo Irán parecía capaz de sacarla.

En el contexto de la visita de Erdogan a Teherán fueron firmados nuevos acuerdos económicos y comerciales, que contribuyeron a aumentar el volumen de intercambio entre Turquía e irán. Un paso significativo con respecto a 10 millardos anuales precedentes, que pasaron a ser 30 millardos, dando al mismo tiempo una bocanada de aire fresco a la asfixiada economía turca.

El mismo ministro turco de Relaciones Exteriores Cavasoglu, que hace apenas seis meses elogiaba a Irán, luego declaró durante la Conferencia sobre Seguridad que se realizó en Munich el 20 de febrero que “el rol de Irán en la región es desestabilizador”. Según el jefe de la diplomacia de Ankara, Irán estaría intentando “difundir la doctrina chií en Irak y en Siria”. Semejantes palabras han llevado al ministerio iraní de Asuntos exteriores a convocar a su embajador y comunicar que “la paciencia iraní tiene sus límites”.

La volteada turca llega en un momento crucial, en el cual se acentúan las declaraciones de Israel que invita a los países árabes llamados “moderados” -en particular las monarquías sunitas del Golfo- a no considerar a Israel como un enemigo, sino más bien a Teherán. Y a unirse al Estado hebreo y al mundo occidental en una “alianza” en clave anti-iraní.

En el terreno las nuevas posiciones de Turquía han causado un avance del ejército sirio alrededor de la ciudad de Al Bab: un claro mensaje a Ankara para que quede claro que, en caso de cambiar el rumbo, tanto Damasco como Teherán y Moscú están preparadas para oponerse a un avance turco más allá de Al Bab, hacia Membej. Y, sobre todo, el rechazo rotundo a la creación de una zona-almohada deseada por Turquía, como primera medida en vistas de una ulterior anexión territorial a futuro. (PB).