Crece el número de las familias que han abandonado al-Arish. Ellas han encontrado hospitalidad en 13 provincias del país. Nuevas amenazas yihadistas contra los cristianos. El presidente al-Sisi pide brindar el máximo apoyo posible a los núcleos familares que huyen. Pero la crisis frena las ayudas. En Minya, por motivos de seguridad, se prohibe la misa dominical.
El Cairo (AsiaNews)- Ya son 259 las familias coptas que han abandonado la ciudad de al-Arsh, teatro en el último período de una ola de violencia emprendida por los yihadistas afiliados al Estado islámico (EI) que afectó- además de a la policía y a las fuerzas de seguridad- a los cristianos de Sinaí del Norte. Quien lo informa es el Departamento para la solidaridad social de la gobernación en la península del Sinaí (Egipto), según el cual las familias en fuga han encontrado hospitalidad y refugio en 13 provincias distintas.
Monier Abul-Kahir, director del Departamento, refiere que los cientos de familias coptas fueron trasladadas a lugares seguros en El Cairo, Ismailia, Port Said, Dakahlia, Assiut, Minya, Qaliubiya, Sohag, Giza, Fayoum, Beni Suef, Sharqiya y Gharbiya. El éxodo se origina por los ataques de las últimas semanas, que han causado la muerte de siete personas y el incendio de varias casas.
Dos de estas víctimas fueron quemadas vivas. La brutal e imprevista ola de violencia sembró el pánico dentro de la comunidad copta que vive en la ciudad. Después de algunos días de incertidumbre, la decisión fue abandonar en masa al-Arish en busca de refugio.
Detrás de los ataques está la mano de grupos terroristas de la península del Sinaí, que han declarado su alianza con el Estado islámico (EI) y anunciado ataques contra la minoría cristiana. En un video difundido en la web, un líder yihadista lanza un pedido a los milicianos de todo el mundo para que realicen nuevos ataques contra el gobierno de El Cairo y piden la liberación de algunos milicianos detenidos.
Entre los episodios de violencia del último período, el más grave fue el atentado suicida del 11 de diciembre pasado contra una iglesia copta ortodoxa en El Cairo, que causó 29 víctimas.
El presidente egipcio Abdel.fattah al-Sisi presidió una reunión con los responsables de la seguridad; y pidió a las autoridades competentes brindar el máximo apoyo posible a las familias cristianas evacuadas, garantizándole a todas ellas las necesidades primarias. Sin embargo, esta emergencia va a sumarse a las ya precarias condiciones económicas de un país que, a causa de la devaluación de la lira y del derrumbe del turismo, arriesga caer en una crisis gravísima.
Mientras tanto se registra una contribución de hombres de negocios y empresarios, que han destinado parte de sus recursos. A esto se agrega el compromiso voluntario de muchos jóvenes, que decidieron dedicar su tiempo para asistir a estas familias necesitadas.
En un clima de creciente tensión se registra un nuevo freno a la libertad religiosa: ayer en Minya, en el Alto Egipto, las Fuerzas de seguridad impidieron a los coptos de Ezbet Nakhala abrir la iglesia de Mar Mina y celebrar la misa dominical. Algunos funcionarios han explicado que detrás de esta decisión está la amenaza de nuevas violencias lanzadas contra los cristianos por parte de grupos yihadistas de la zona.
(Ha colaborado en este nota Loula Lahham)