Creciente tensión a raíz de las visitas “diarias” de los colonos israelíes a la Explanada de las mezquitas

En el año 2016, más de 14.000 colonos visitaron el lugar sagrado del islam (que fue parte del templo judío de Jerusalén). Las visitas de los extremistas judíos motivan enfrentamientos entre musulmanes y la policía. 


Jerusalén (AsiaNews/Agencias) – Las asiduidad de las visitas de los colonos judíos a la Explanada de las mezquitas hace que la situación en Jerusalén sea cada vez más tensa. Hace dos días, 53 colonos israelíes  visitaron la Explanada, seguidos por una densa escolta.  En torno a ellos, los fieles musulmanes (palestinos) deletreaban eslóganes religiosos a modo de protesta. Según Awqaf, el departamento islámico de Jordania, sólo considerando el año 2016, 14.806 colonos visitaron y tal vez irrumpieron en la mezquita de al-Aqsa. Oficialmente, Jordania es el custodio del lugar santo de los musulmanes, que sin embargo, también es reivindicado por los judíos, sobre todo por aquellos más ortodoxos, puesto que el mismo era parte del área en la cual se erigía el templo de Jerusalén. Pero según las reglas del status quo, que se pide que Israel observe, solamente los musulmanes pueden usar la Explanada como lugar de oración.  

Las visitas “provocadoras” de los colonos ya se han vuelto algo cotidiano. Haaretz informa que ha habido un aumento de visitantes judíos. El 9 de marzo pasado, día del ayuno de Ester, que precede a la fiesta de Purim, 96 judíos visitaron lo que para ellos es “el Monte del templo”: el número  sería más de un 60% mayor al del año pasado para el mismo día festivo. El número de visitantes judíos ha ido elevándose de manera constante desde hace más de seis meses.

En los últimos años, el área ha sido escenario de frecuentes enfrentamientos entre los fieles musulmanes y la policía israelí. El origen de las tensiones estaría sobre todo en las visitas que los judíos extremistas llevan a cabo, convencidos de que la mezquita debiera ser destruida para dar lugar a un templo judío.

En abril de 2016, unos activista judíos fueron arrestados por llevar a la Explanada corderos, para ser sacrificados por la Pascua judía.  Ese mismo año, la ola de violencia desatada faltando diez días para la conclusión del Ramadán, convenció al gobierno israelí de vedar el acceso a la zona a los políticos, tanto judíos como árabes. Si las condiciones llegaran a permitirlo, dicha veda debiera levantarse este año una vez concluido el Ramadán, a fines de junio.  

Pero los episodios de violencia no se han interrumpido: en la noche del 12 al 13 de marzo pasada, Ibrahim Mattar, un palestino de 25 años de edad, oriundo de Jerusalén oriental, hirió con un cuchillo a dos policías antes de ser muerto. Según el análisis efectuado por Nir Hasson, publicado en Haaretz el 14 de marzo, el ataque “sucedió en un momento en el cual se han incrementado los rumores de que Israel estaría tratando de expulsar a los musulmanes de Haram al-Sharif [otro nombre que se da a la Explanada].”

Si bien la sensación de amenaza es “infundada”, las tensiones se han exacerbado a raíz del reciente veredicto de un juez de la Corte de Jerusalén que, al condenar a una mujer palestina por haber agredido a  Shuli Mualem-Refaeli, un miembro del Knesset, en la Explanada, afirmó que “el Monte también es un lugar santo para los judíos”.

Por otro lado, Hasson escribe: “Como si todo esto no bastara, el día lunes [13 de marzo] el diario Yediot Ahronoth informó que el ministro de Cultura y Deporte, Miri Regev, y el ministro de Asuntos y Patrimonio de Jerusalén Zeev Elikin, establecieron un fondo gubernamental destinado a la Fundación para el Patrimonio del Monte del templo. El fondo tiene como objetivo invertir dinero para fortalecer la conexión hebrea con el Monte del templo”.