En Amán, un centro de investigación más fuerte que las guerras y divisiones en el Oriente Medio

SESAME es el fruto de la colaboración entre gobiernos y científicos de la región, entre los que cuentan Irán, Israel y Egipto. La estructura hospeda un sincrotrón para analizar tejidos cancerosos, piezas antiguas, semillas y cosechas. Marca una nueva era en el ámbito de la ciencia colaborativa. Experto iraní: “La ciencia es distinta de la política”.  


Amán (AsiaNews) – De un Oriente Medio signado por conflictos y divisiones –que van desde Siria a Irak, pasando por Tierra Santa- nos llega la historia de un centro de investigación que está a la vanguardia, realizado gracias a la colaboración de científicos y expertos de varios países de la región. El complejo se levanta en Jordania, en la periferia de la capital, Amán, y es el testimonio de que, a pesar de las tensiones políticas y de las contraposiciones, los frentes opuestos pueden unirse en aras de un objetivo común.

Llamado SESAME (Synchroton-Light for Experimental Science and Apllications in the Middle East, Luz del sincrotrón  para el uso experimental y sus aplicaciones en el Oriente Medio, ndt], la estructura alberga un sincrotrón, un acelerador de partículas que actúa como un potente microscopio. En el centro trabajan en estrecho contacto científicos de origen iraní, israelí o palestino, entre otros. Un trabajo conjunto que resultaría [casi] imposible en cualquier otro ámbito o situación.

Él nombre del centro también alude a la famosa frase “ábrete sésamo” y tiene la intención de marcar el inicio de una nueva era en el ámbito de la colaboración científica.

Generando un intenso haz de luz, los sincrotrones brindan una vista detallada incluso hasta en los detalles más puntuales de una serie de elementos: desde tejidos cancerosos hasta pergaminos antiguos, así como de enfermedades que afectan a las plantas.

El blanco edificio que hospeda el centro de investigación está situado a unos 35 km al norte de Amán, en medio de las colinas que circundan la capital de Jordania. Y enseguida salta a la vista, por el fuerte contraste que implica con el paisaje de olivos que lo rodea.

La idea de dotar al Oriente Medio de un sincrotrón destinado a la investigación se remonta a 20 años atrás, pero las obras han sufrido frenos, obstáculos y demoras tanto desde la esfera política como en el ámbito proyectual.  Quien lo describe, en una entrevista a la BBC, es el curador del proyecto, el científico británico Chris Llewellyn Smith. Ante todo, la ausencia de relaciones diplomáticas entre Israel e Irán y las tensiones existentes entre Chipre y Turquía. Y también, las sanciones internacionales que han consumido las arcas de Teherán. El homicidio de dos científicos iraníes que trabajaban en el proyecto SESAME, que según Teherán fue obra de los servicios de inteligencia israelíes. Y por último, el colapso del techo del edifico a raíz de una fuerte nevada.  

“El verdadero problema –explica- ha sido encontrar el dinero para financiar el proyecto. Las naciones de la región tienen a disposición un presupuesto para el área de ciencia que difícilmente pueda ser visto a través de un microscopio”.  En varias oportunidades, la idea de “Sésamo” pareció estar a punto de desvanecerse, hasta que se produjo un cambio de rumbo en el 2012, cuando Irán, Israel, Jordania y Egipto decidieron destinar cada uno un fondo de 5 millones de dólares, con la condición de que también otros países promotores hicieran lo mismo. Luego llegaron también contribuciones de Italia, de la Unión Europea y de la UNESCO.

Actualmente hay 60 sincrotrones activos en todo el mundo, pero SESAME es el primero y el único que está funcionando en el Oriente Medio El objetivo es brindar a los científicos jóvenes de la región un motivo más para no emigrar al exterior yendo a centros de investigación de punta en Europa o en los Estados Unidos, poniendo así un freno a la “fuga de cerebros”.

Gihan Kamel, una mujer de origen egipcio, es uno de estos “cerebros” que ha podido regresar a la región luego de una experiencia en Italia, justamente gracias al centro de investigación jordano. Una estructura que reviste una importancia “vital”, subraya, para reforzar la investigación. Ésta revelará ser fundamental en los estudios para el diagnóstico precoz del cáncer o para el análisis de cosechas, para mejorar la agricultura o para el estudio de los Rollos del Mar Muerto, con dos mil años a sus espaldas. Para el físico israelí Eleazar Rabinovich, la inauguración del lugar ha representado un “momento muy conmovedor”, y el centro es la demostración cabal de que “científicos de toda la región” pueden colaborar “en beneficio de la humanidad entera”. “La ciencia es distinta de la política –dice su colega iraní Mahmoud Tabrizci haciendo eco de sus palabras -- [Sésamo] es el evento más importante del Oriente Medio en el campo científico”.