Kurdistán, el 25 de septiembre es el referéndum por la independencia de Bagdad

En la región, han encontrado reparo cientos de miles de refugiados –cristianos, musulmanes y yazidíes- que huyeron del Estado islámico. El área es rica en petróleo y gas natural, y desde hace tiempo está siendo disputada entre las autoridades locales y el gobierno central. Se oponen al proyecto Turquía, Siria e Irán, por temor a que se produzcan secesiones internas. 


Erbil (AsiaNews/Agencias) - La región autónoma del Kurdistán tendrá un referéndum el próximo 25 de septiembre, para decidir sobre la independencia de Bagdad y la creación de una entidad territorial autónoma.  Ayer, dieron la noticia los miembros de la cúpula kurda en Erbil, a pesar de la existencia de un vasto frente interno en el país, que se opone a la división de Irak.   

En los últimos años, en la región han encontrado reparo cientos de miles de cristianos, además de musulmanes y yazidíes, que huyeron de la Llanura de Nínive ante la llegada del Estado islámico.

La oficina de la presidencia del Kurdistán difundió un comunicado en el cual confirma que “el 25 de septiembre de 2017 es la fecha indicada para el desarrollo del referéndum” sobre la independencia.

La región del Kurdistán iraquí está formada por tres provincias, que son confiadas a la guía de un gobierno autónomo regional y protegido por fuerzas de seguridad locales. Las miras independentistas hallan un vasto consenso en la población local, pero al mismo tiempo una importante oposición en gran parte del país y de la comunidad internacional, porque contribuyen a alimentar la inestabilidad de la nación.

El comunicado difundido por la presidencia regional kurda recuerda una de las cuestiones más polémicas vinculadas a la independencia, afirmando que el referéndum se celebrará “en la región del Kurdistán y en las áreas del Kurdistán no controladas por la administración local”. Lo enunciado es en referencia  a los territorios del norte -ricos en petróleo y gas natural-,  que son reivindicados tanto por el Kurdistán como por Bagdad. Entre éstos, se cuenta el área de Kirkuk, que actualmente están en su mayor parte controlada por los Peshmerga.

En los últimos tiempos, tanto Bagdad como la región kurda han atravesado por una profunda crisis económico-financiera, agudizada por el derrumbe los precios del petróleo; en efecto, los beneficios obtenidos por la venta del crudo representan la mayor parte de las entradas.

Además, pese a mostrarse como un vasto movimiento favorable a la independencia kurda, internamente los kurdos iraquíes se presentan divididos; hay grietas y contrastes que corren el riesgo de paralizar tempranamente el Estado en etapa de gestación.

A esto, se suma la oposición de algunas potencias regionales: Turquía, Siria e Irán poseen dentro de sus fronteras una nutrida comunidad kurda, y se oponen al nacimiento de una entidad independiente kurda, albergando el temor –sobre  todo, Ankara- de que la misma pueda alimentar las miras secesionistas.

Entre las voces críticas y contrarias a la división del país, se cuenta la de la Iglesia caldea, que hace tiempo viene operando en pos de la unidad de Irak, frente a los problemas internos y a las amenazas externas (entre ellas, el Estado islámico). La oposición del Patriarcado no se cimenta solamente en las eventuales miras independentistas de los kurdos, sino también en los proyectos alimentados por algunos grupos cristianos, que reivindican la creación de un “gueto cristiano” en la Llanura de Nínive.