Obispos filipinos: el año 2017 es dedicado a la parroquia, ‘comunión de las comunidades’
de Santosh Digal

Se proyectan actividades para revitalizar las Comunidades Eclesiales de base como agentes de comunión, participación y misión. En el país, los matrimonios religiosos han disminuido un 20% en 10 años; la frecuencia de asistencia a la misa dominical ha bajado del 65 al 37%. Mons. Sócrates C. Mesiona: “renovar el compromiso de los feligreses para hacer frente al secularismo”. Se han instituido numerosos programas de apoyo a los fieles. Pbro. Amodo L. Picardal: “Transformar la parroquia en un centro de caminos misioneros”.


Manila (AsiaNews) – La Conferencia episcopal de las Filipinas (CBCP) ha marcado el año 2017 como el Año de la Parroquia. “En un marco de respeto por este Año, continuamos discerniendo y celebrando la calidad de la fe en las parroquias. Para subrayar la importancia del evento, la CBCP ha dispuesto la celebración simultánea, en todas las parroquias del país, el 11 de junio pasado”. Quien lo afirma es el padre  Reginald R. Malicdem, canciller de la arquidiócesis de Manila.

En cada parroquia del archipiélago, se han proyectado varias actividades que revitalizarán a las Comunidades Eclesiales de Base (BEC) como agentes de comunión, participación y misión. Éstas prevén la colaboración activa de otras comunidades de fe, organizaciones laicas, movimientos y asociaciones. Cada parroquia es invitada a predisponer un centro de formación religiosa para la evangelización parroquial, programas de catequesis para niños, jóvenes, hombres y mujeres adultos y servicios bíblicos, para estudiar y reflexionar sobre la Palabra de Dios.

En los últimos tiempos, la Iglesia ha estado afrontando muchos desafíos duros. Un estudio difundido por la Autoridad para las estadísticas de las Filipinas (PSA), muestra que en los últimos 10 años, se han casado cada vez menos filipinos. Los matrimonios religiosos disminuyeron un 20,1% entre 2005 y 2015, mientras que los matrimonios civiles cayeron un 2,9% en el 2014 en comparación al año anterior, y un 3,6% en el 2015.

En general, muchas parroquias del país todavía están vivas y vibrantes. En las Filipinas, las parroquias están colmadas de personas los días domingos y otros días festivos. Sin embargo, en muchas iglesias se ven algunas señales de declive en lo que concierne a las presencia en las ceremonias. Tres años atrás, un sondeo llevado a cabo por la Social Weather Station (SWS) reveló que el número de católicos filipinos que van a la iglesia cada domingo descendió del 64 al 37%. Además, prácticamente 1 de cada 10, es decir el 9,2% de los católicos que son electores registrados, “a veces piensa en dejar la Iglesia”.

Mons. Sócrates C. Mesiona, del vicariato apostólico de Puerto Princesa, en la provincia meridional de Palawan, declara a tal propósito: “El resultado de la investigación es alarmante, y debiera ser tomado seriamente en consideración; de otro modo, un día podremos encontrarnos en la misma situación que muchas iglesias en Occidente, que viven la dolorosa realidad de parroquias que son  cerradas a causa del reducido número de feligreses activos”.

“El tema del Año, ‘La parroquia como comunión de las comunidades’ nos invita a evaluar la calidad de la fe en las parroquias; la misma comprende la calidad de la compañía, de la pertenencia y de la participación vivida por sus miembros. Y mientras reflexionamos juntos sobre la situación de la parroquia, esperamos que esto lleve a una renovación del compromiso de los feligreses en la vida parroquial”, afirma Mons. Mesiona, que también es director nacional de las Pontificias Obras Misioneras de las Filipinas, y secretario ejecutivo de la Comisión episcopal para la misión de la CBCP.

Mientras muchas parroquias del país aún están colmadas de personas durante las misas del domingo, no puede subestimarse la influencia del secularismo, que poco a poco se está insinuando en la  mentalidad de los católicos. “Debemos contrastar el efecto, intensificando nuestros esfuerzos para abrir un ámbito de diálogo y evangelizar, en particular a los jóvenes, a los no creyentes y a aquellos que se encuentran marginados”, declara el obispo.

En el ámbito de varios programas, cada parroquia debe instituir y activar una comisión de acción social o una oficina de Caritas que promueva actividades de apoyo  a los miembros de la parroquia misma y de  las BEC a fin de afrontar sus necesidades concretas y sus preocupaciones. Ello incluye: la lucha contra la pobreza; programas de generación de ingresos; medios de subsistencia; puestos de trabajo; cooperativas sociales; micro-finanzas; rehabilitación de las drogas; monitoreo de los derechos humanos; tutela ambiental y gestión de desastres.

Otros programas incluyen la promoción de las vocaciones al matrimonio, al sacerdocio o a la vida religiosa; el favorecimiento de una vida sacramental reverente y activa en la parroquia; el sostén de una amplia variedad de actividades inter-religiosas y de organizaciones apostólicas y caritativas al servicio de los necesitados, como parte del compromiso social; la invitación a los miembros de la parroquia a explorar la sabiduría de las enseñanzas sociales de la Iglesia; la formación de grupos de estudio de la Biblia; reuniones de oración; escuadras para visitar a los enfermos, ancianos y a las personas que se ven obligadas a quedarse en casa.

El padre redentorista Amodo L. Picardal, secretario ejecutivo de la comisión CBCP-BEC, afirma: “Lo más importante es transformar la parroquia en un centro de caminos misioneros, en los cuales cada individuo y cada BEC absorban un espíritu y un dinamismo misioneros, para llegar a las periferias, a los marginados y a los alienados. El esfuerzo de convertir a la parroquia en una comunión de comunidades continuará incluso después de 2017”.