Card. D’Rozario sobre los Rohingyá: Que la Iglesia sea como un hospital de campo
de card. Patrick D’Rozario*

Al menos 420 mil prófugos musulmanes escaparon de Myanmar y conducidos a Bangladesh. “Están sin sueños o esperanzas para el futuro, sólo quieren salvar sus vidas”. “El amor de Bangladesh debería llevar a Myanmar a abrir las fronteras, su conciencia y su corazón para recibir a sus propios hermanos y hermanas”.  


Dacca (AsiaNews)- El drama de los Rohingyá, “dejen que la Iglesia sea como un hospital de campo”. Es el pedido del Card. Patrick D´Rozario, al cual llegó “el llanto de los musulmanes Rohingyá, que es el llanto de la humanidad”. El arzobispo de Dacca, primer purpurado de Bangladesh, interviene sobre la cuestión de los prófugos musulmanes perseguidos en el Estado de Rakhine en Myanmar, del cual están escapando para evitar las violencias realizadas por ambas partes, ejército y militantes del Arakan Rohingya Salvation Army (Arsa). En un mensaje difundido ayer, el cardenal invoca que “la caridad sea la primera y principal preocupación” para resolver la situación actual.

Estando a los últimos datos, al menos 420 mil personas han abandonado las propias casas y atravesaron la frontera con Bangladesh. Aquí están concentrados en campos improvisados en la zona de Cox´s Bazar, donde recientemente fue la Premier Sheik Hasina. Al final de la visita, no obstante conmoverse por las historias de violencia escuchadas, el jefe del gobierno de Dacca  afirmó que antes o después todas estas personas volverán a su propio país. La iglesia católica de Bangladesh, subraya el Card. D´Rozario, espera el permiso para poder llevar ayuda a través de Caritas y “ofrecer a todos nuestro hermanos y hermanas en la necesidad una amistad de amor y compasión”. Publicamos a continuación su mensaje. (Traducción a cargo de AsiaNews).

La humanidad está bajo ataque en todo el mundo- como también tantas personas en lugares y en muchas maneras.

El último ataque y crimen contra la humanidad es el que se hace contra los Rohingyá en el Estado de Rakhine en Myanmar, que se tradujo en un enorme éxodo de personas. Más de 400 mil personas dejaron su propia tierra y entraron en Bangladesh sin muchos sueños o esperanzas para el futuro. Solo para tener salva la propia vida. Este es un pedido humano (de ayuda) de las atrocidades tan inhumanas.

Los ataques están en curso, pero la humanidad no está del todo destruida. El ejemplo por excelencia es Bangladesh que abrió sus fronteras al flujo de humanidad que sufre, Bangladesh no sólo abrió las fronteras, sino que abrió también nuestros corazones con amor y compasión hacia los niños, mujeres, ancianos, enfermos, heridos y hasta miles de personas todavía por nacer. Es un ejemplo de maternidad hacia lo humano que se manifestó a través del Premier del país, Sheikh Hasina y la población. Bangladesh está haciendo lo que puede; para escapar de la pobreza, está compartiendo su riqueza de valores humanos, el tesoro de nuestra cultura.

Sin duda, el gesto amoroso y compasivo de Bangladesh debería al menos despertar la conciencia del mundo, pedir a la conciencia de la humanidad entera y ejercitar una presión interna sobre las autoridades de Myanmar, mirando a la humanidad sin necesidad de cálculos políticos, religiosos, étnicos e históricos.

El amor de Bangladesh debería alentar a Myanmar a abrir las fronteras, su conciencia y su corazón para recibir a sus propios hermanos que vuelven a las respectivas casas, asegurando a ellos su propia dignidad, derechos de seguridad. De este modo la humanidad resucitará todavía una vez más de la muerte que es explicada por tantas motivaciones secundarias.

Los valores éticos y espirituales tienen un poder que los potentes no conocen. Los potentes-en Myanmar o en el resto del mundo-deberían aprender esta verdad, de tal modo que se pueda servir la humanidad.

El llanto de los Rohingyá sufrientes llegó a nuestros oídos; nuestros ojos vieron sus miserias; nuestros corazones quedaron impactados por la compasión.

La Iglesia católica de Bangladesh, a través de su Ong, Caritas Bangladesh, espera con urgencia el permiso, de parte de las relevantes agencias de gobierno, para poder ir rápido a esa zona para estar al lado de las víctimas y responder con urgencia dándoles comida, ropa, agua y remedios para su sobrevivencia. Sobre todo queremos ofrecer a todos nuestros hermanos y hermanas necesitados una amistad de amor y compasión.

Agradecemos al Santo Padre el papa Francisco, que siempre se puso de lado de las víctimas Rohingyá. Él está con nosotros. Agradecemos a Caritas Internationalis por su máximo compromiso en favor de los refugiados a través de Caritas Bangladesh.

En esta situación actual, dejen que la caridad sea la primera y principal preocupación. Dejen que cada uno de nosotros, comprendida la Iglesia, sea un hospital de campo, que responda en modo urgente a las necesidades irreversible. La caridad inmediata es de lo que más se necesita. Ningún otro motivo o cuestión debe oscurecer y distorsionar la atención del mostrar en modo concreto nuestro amor, compasión y solidaridad hacia los refugiados, humanidad que sufre en esta parte del mundo.

La Iglesia local acompañará siempre en la oración a aquellos que están en contacto con las crisis, aquellos que se preocupan del bienestar de una población sufriente y a aquellos que van a servir a estas personas. Dejen que las lágrimas del pobre lleguen a Dios, que es Uno para todos.

*arzobispo de Dacca

(Se contó con la colaboración de Sumon Corraya)