Vicario en Israel: católicos de lengua hebrea ‘operadores de paz’ en Tierra Santa

La pequeña y “viva” comunidad católica de lengua hebrea nace en los años 50. “Ayudamos a los jóvenes a formarse una identidad cristiana clara, sin miedo, abierta”. El compromiso por el diálogo interreligioso. La necesidad de volver a acercar a los “cristianos de los dos lados”. El trabajo religioso y social con los hijos de los emigrantes. 


Jerusalén (AsiaNews)- La vocación de los cristianos en Tierra Santa es la de ser “operadores de paz”, de trabajar para acercar a las personas, sin ser “por uno y contra el otro”. Son las palabras con las cuales el p. Raffic Nahra, define la experiencia de fe vivida por la comunidad a él confiada. Desde el 21 de octubre él es el nuevo responsable del Vicariato de Santiago para los católicos de lengua hebrea. En Israel.

El P. Rafic Nahra ha trabajado junto a su predecesor el p. David Neuhaus SJ, y afirma que desea obrar en el signo de la “continuidad”, siguiendo el compromiso por la educación de los jóvenes y por el diálogo entre las religiones y entre las comunidades cristianas en Tierra Santa. Está en Jerusalén desde 2004 y fue enviado a la Iglesia de parís para estudiar el pensamiento hebreo. Desde entonces es muy activo en el establecer contactos con la comunidad hebrea.

Él cuenta que la moderna iglesia católica en Israel no hace proselitismo, sino que vive su testimonio de fe en el ser y estar “abiertamente cristianos” y desarrollando su rol de puente de diálogo, lejos de los discursos políticos.

“De política se habla por todos lados en el mundo cada día, no es esta nuestra misión. La nuestra es la de ayudar a la gente a establecer contactos. Jesús dice: “Bienaventurados los que obran la paz” y yo pienso que esta sea una vocación particular para los cristianos. Nuestro rol no es por uno o por el otro, sino el ayudar a acercarse como personas. Construir la paz más bien que la tensión y el odio”.

La comunidad católica de lengua hebrea nace en los años 50, después de la creación del Estado de Israel. Es una comunidad pequeña, iniciada con las parejas mixtas-católicas y hebreas-llegadas al neonato país. Se iniciaba de cero”. Aún ahora no existe un misal, ni libros de espiritualidad. Se comenzaba de cero”. Todavía no existe un misal completo en hebreo. Junto a las parejas mixtas, llegaron también voluntarios y religiosos. Para ellos era importante trabajar para mejorar las relaciones entre cristianos y hebreos. Hoy los católicos de lengua hebrea son unos mil y se dividen entre la parroquia de Jerusalén, Behershebá, Jafa, Haifa y Tiberíades. La comunidad es viva, llena de jóvenes, de los cuales algunos participaron en la Jornadas mundiales de la juventud.

“Es posible vivir como cristianos en Israel, solo que si queremos realmente integrarnos a la sociedad y no formar un gueto, debemos ser fuertes y valientes. Ayudamos a los jóvenes a formarse una identidad cristiana clara, sin miedo, abierta. Tenemos los mismos desafíos que hay en todas partes en el mundo: un tipo de ‘laicismo’ en el sentido de ‘vivir sin Dios’, una sociedad materialista. Tratamos de enseñar a los jóvenes a que no entren en esta mentalidad, sino la de vivir su propia fe en un modo comprometido. Hay mucho qué hacer, pero es una bella comunidad”.

El diálogo interreligioso

Ya desde el inicio para las “pequeñas Iglesias” de Israel el aspecto interreligioso fue fundamental. En los últimos años los eventos y las relaciones con las comunidades hebreas, como los encuentros mensuales para estudiar juntos la Torá y el Nuevo Testamento. “Tratamos de conocernos, de realizar un camino juntos. Hagamos también caridad religiosa, hebreos, musulmanes y cristianos juntos. Para nosotros es importante es nuestro testimonio para vivir juntos”

Los cristianos “de los dos lados”

Un compromiso “muy querido” por el p. Nahra es el de acercar a los “cristianos de los dos lados”, o sea los árabes cristianos y los de expresión hebrea. Según el vicario, la primera dificultad entre los dos grupos no es política, sino lingüística y cultural. “Si bien en Jerusalén viven en la misma ciudad, son dos modos culturales diversos. El ritmo de vida es diverso. Existe una dificultad en establecer contactos y quizás alguna resistencia psicológica e ir de un barrio a otro, pero no se puede ganar. En los próximos años, con la ayuda de Dios y de quien están interesados, quisiera realmente lograr acercar a los cristianos, porque podemos alentarnos y ayudarnos los unos y los otros”.

La “nueva realidad” de los emigrantes católicos

A la comunidad, hace cinco años se agregó “una realidad nueva”. Hemos comenzado a trabajar con los hijos de los emigrantes que vinieron a trabajar a Israel, que van a las escuelas israelíes, hablan hebreo y son muy similares a los otros jóvenes”. El número de estos niños es difícil decir, porque si bien los emigrantes católicos son decenas de miles, no todas las familias tienen hijos y algunos no pueden permanecer en Israel. “Algunos permanecen aquí, c recen, a veces son obligados a repartir, pero a menudo si aceptan hacer el servicio militar pueden permanecer. Nosotros recibimos a todos aquellos que vienen, no sabiendo quien permanecerá o n o. No hacemos distinciones, tenemos a estos niños que hablan hebreo, el Señor nos los manda, por lo tanto hacemos lo necesario”.

Iniciando el catecismo en hebreo “nos dimos cuenta que no es un problema solo religioso, sino también social. Son muy pobres, tienen pocos medios y sus madres trabajan toda la jornada. Y fue así que en Jerusalén hemos abierto un “patronazgo” para recibir a estos niños. Los de cero a 3 años los tenemos por toda la jornada para que las madres puedan trabajar toda la jornada, mientras que los de 3 a 11 años vienen cada día por la tarde y los ayudamos a estudiar. Se convirtió en una parte importante de nuestro trabajo como vicariato”.