El ejército sirio reconquista a Deir al-Zor. El estado islámico asediado

Los territorios de Daesh se redujeron a una ciudad en Siria y una aldea en Iraq. Pero incluso sin tierra, Isis sigue siendo peligroso: los militantes podrían reorganizarse para formar una guerrilla.

 


Damasco (AsiaNews / Agencias) - Una ciudad en la frontera con Siria, una aldea en la costa iraquí del Éufrates y algunas áreas en el desierto cercano. Este es todo el territorio que le queda al Estado islámico después de la última derrota reportada ayer en Siria e Irak. Ahora, el miedo es que los militantes restantes se reorganicen en grupos guerrilleros.

Ayer, mientras que el primer ministro iraquí Haidar Abadi anunciaba la reconquista de al-Qaim, las fuerzas del gobierno en Damasco proclamaron la victoria contra Daesh [acrónimo árabe para Isis] en Deir al-Zor, el centro de la producción de petróleo sirio y último bastión del Isis. La reconquista de la ciudad había durado dos meses y obligaron a huir a unos 350,000 civiles. En la actualidad, los artífices están patrullando las calles y edificios para desmantelar las minas y las trampas explosivas dejadas por los combatientes de Isis.

La zona, llamada "Provincia del Éufrates" tenía para Daesh un fuerte valor simbólico y estratégico, además de ser utilizado para el transporte de armas y combatientes, era emblema del intento de Isis de desmantelar los límites determinados en 1916 por el acuerdo Sykes-Picot, con el que Londres y París dividieron el Medio Oriente en esferas de influencia.

En este momento, el Isis controla la aldea de Rawa, sobre el lado iraquí del Éufrates, y la ciudad siria de Albu Kamal. Las fuerzas armadas de Damasco están a 40 km de la ciudad, listas para el último enfrentamiento. Los oficiales de ambos países confirman que la derrota definitiva de Daesh podría ser fácil. Por ahora, el territorio en manos de Isis en Irak se ha reducido en un 95% y alrededor de 4.4 millones de iraquíes han sido liberados de su control. Sin embargo, Isis no está derrotado: ahora el peligro es que las milicias se reconstruyan como una fuerza de guerrilla, listas para atacar incluso si no tienen territorios para defender.