En Colombo, la Navidad es para ‘cambiar de vida y compartir’
de Melani Manel Perera

Los católicos de Sri Lanka hablan del verdadero significado del nacimiento de Cristo: compartir, entregarse, reconocer los propios límites y aprender a renacer. “Cristo ha demostrado cómo ser tolerantes, incluso en el momento más trágico, en la cruz, amando y perdonando a quienes lo habían condenado a muerte”. 


Colombo (AsiaNews) – “Cambiar el estilo de vida de uno; compartir; estar más presentes en la familia; perdonar; ser unidos; reconocer las propias debilidades y renacer”. Son los principales valores de la Navidad puestos en práctica por las familias cristianas de Sri Lanka. Muchos dicen a AsiaNews: “Este es el tiempo para decorar los corazones de las personas con amor, compasión y sentimientos humanos para con el prójimo”.

Para Chamudi Fernando, una docente católica, la Navidad “es la bendición de compartir el amor, y también los regalos, con los necesitados. Primero fue nuestro Señor quien nos dio el buen ejemplo, mandando a su Hijo en medio de nosotros. Este es el don más grande para el mundo. El cristianismo es amor. Por eso, somos invitados a dar testimonio del amor durante la Navidad. Se puede compartir poco o mucho. Lo importante es que se comparta”. La educadora sostiene que “hoy en día, la Navidad ha sido comercializada, de la misma manera, algunas iglesias han sido capturadas por el espíritu del comercio. Para mí, en cambio, la Navidad es diferente, la paso visitando a los más pequeños en un hogar especial para niños”.  

Tilak S. Fernando, médico y escritor cristiano, afirma: “Jesús, nacido como un hombre común, llevó una vida sencilla, sin pensar en acumular riquezas. A pesar de que sus enseñanzas nos mueven a ser gentiles y a tener paciencia, hoy vemos seres humanos gobernados por las fuerzas del mal”.  “Si examinamos el nacimiento de Jesús bajo la lente del microscopio del espíritu –continúa- lograremos identificar las debilidades de cada uno de nosotros, y aprenderemos a renacer como individuos mejores, con nuevos propósitos. Cristo ha demostrado cómo ser tolerantes, incluso en el momento más trágico, en la cruz, amando y perdonando a quienes lo habían condenado a muerte”.

Samuel Ponniah, reverendo anglicano de la provincia septentrional de Sri Lanka, declara: “La Navidad marca el momento en que Dios manda a su Hijo a la tierra. Dios no ha sido egoísta, y ha entregado a su Hijo a la humanidad por el bien de la humanidad misma. Nosotros también debemos ser portavoces del espíritu de entrega en este mundo egoísta, consumista y egocéntrico. En un cartel publicitario de cacahuates enormes hay una leyenda escrita que dice: ‘No los des, tómalos’. ¡Es en contra de esta cultura que debemos actuar!”.

Ainslie Joseph, padre de tres hijos, afirma que “Dios se hizo hombre. Lo encontramos en la vida de todos los días, y de manera particular, en las dificultades. Viene en nuestra ayuda cuando atravesamos necesidades. La ayuda nos es dada a través de alguien, y la ayuda proviene de la mano de Dios, en respuesta a nuestras plegarias. Este mensaje potente es la alegría de la Navidad: Dios seguirá viniendo en medio de nosotros, como un ser humano gentil, compasivo, amoroso”.   “La Navidad es la fiesta de la familia –concluye- que está unida, juntos, aún siendo pobres. Este estar juntos es más importante que los regalos, que las luces, que las tarjetas de felicitación y que las fiestas”.