En una entrevista-película en estos días, el “más ortodoxo” de los presidentes rusos intenta mostrar la profunda unidad entre el cristianismo de los orígenes, el monacato de Valaam, el comunismo y Lenin, todos ellos componentes del alma rusa. El trueque ortodoxo: la sepultura de Lenin, a cambio del reconocimiento de las reliquias del Zar Nicolás.
Moscú (AsiaNews)- Desde que finalizó el comunismo en Rusia, se plantea continuamente la cuestión de la sepultura del cuerpo de Lenin o de lo que queda de él, en el mausoleo de la Plaza Roja. En los meses pasados se dejó caer una enésima propuesta parlamentaria y la cuestión terminó irresuelta.
El problema volvió a cobrar actualidad en los últimos días, a raíz de las declaraciones del presidente Putin sobre la cercanía entre comunismo y cristianismo, comparando la exposición del cuerpo del líder con la devoción de los santos y de las reliquias en la tradición cristiana. La entrevista de Putin en realidad fue registrada durante el pasado verano, durante la visita al monasterio de Valaam junto al patriarca Kirill y ahora fue transmitida en formato de película-documental sobre el mismo monasterio, obra del cineasta Andrej Kondrashov.
Comunismo: ‘sublimación’ de la Biblia
La película, que lleva por título “Valaam”, muestra la historia del más antiguo convento ortodoxo en el norte de Rusia, tierra del primer encuentro con los “Variags” normandos desde el siglo IX. La fecha precisa de la fundación del monasterio es todavía un misterio, pero en sus destinos sucesivos se refleja de algún modo la entera historia del pueblo ruso, como observó el presidente-peregrino.
Hasta la ideología comunista, que quería destruir a la Iglesia, no tuvo coraje de cancelar de la historia el santuario de Valaam. Cuando el ejército soviético decide invadir el archipiélago de islas donde surge el monasterio, dieron a los monjes un preaviso unos días antes para que juntaran las reliquias y los íconos para ponerlos a salvo. Justamente esta circunstancia indujo a Putin: “Pensé que ciertamente, en los días dificilísimos de la guerra civil y del ateísmo militante, que han sembrado la discordia en la sociedad rusa, quedaron también las semillas de la unión fraterna, ante todo por mérito de la Iglesia ortodoxa rusa”. Esta unión se extiende más allá de las fronteras de la Iglesia y de Rusia misma: “Hay mucho en común entre las religiones del mundo, en la base hay valores como la misericordia, la justicia, la honestidad, el amor. Nosotros somos un Estado multi-confesional, pero estos valores morales son comunes a todas las etnias de nuestro pueblo, nos dan una realidad unitaria”.
Según el presidente ruso, la misma ideología comunista no es por lo tanto tan lejana de las religiones y se puede comparar con el cristianismo: “La libertad, la fraternidad, la igualdad, la justicia, están todas escritas en las Sagradas Escrituras, allí está todo”. El código de los constructores del comunismo, a partir justamente de los textos de Lenin, sería según Putin una “sublimación” de la ética bíblica, una primitiva extrapolación de ella: “Lenin fue puesto en un mausoleo. ¿En qué esto se distingue de la exposición de las reliquias de los santos para los ortodoxos o para los cristianos en general?”. Los comunistas, por lo tanto, no habrían inventado nada, readaptando a sus propias finalidades las antiguas religiosas.
Las “reliquias” de Lenin
De por sí, il número de los favorables a una re-sepultura de Lenin crece de año en año. Según diversos sondeos, una significativa mayoría de rusos dejó desde hace tiempo considerar al mausoleo en la Plaza Roja como un “lugar santo”. De todos modos, en todo el período post-soviético, la comparación entre la exposición de la momia de Lenin y el uso ortodoxo de la devoción de las reliquias de los santos fue el caballo de batalla del secretario del partido comunista ruso, Gennadij Zjuganov. Comparando las palabras de Putin con las opiniones de Zjuganov, los argumentos de ambos terminan en la exaltación de las raíces patrióticas de la ideología comunista y en la continuidad entre la Rusia soviética con sus manifestaciones históricas, comprendidas las originarias raíces cristianas. La diferencia, en todo caso, está en el hecho que Zjuganov siempre insistió sobre el ejemplo primordial del monasterio de la Grutas de Kiev, que fundado en el siglo XI después del bautismo de la Rus´: pero hoy tal comparación crea un notable vergüenza, a causa de los conflictos entre Rusia y Ucrania. Putin por lo tanto tratado de llevar aún más atrás en el tiempo y mucho más al norte, las fuentes del “alma rusa”, exaltando la superioridad de Valaam sobre la misma Kiev. No casualmente, el presidente ruso habla a menudo también del ligamen originario de los rusos con el monte Athos, cuyos primeros conventos fueron formados contemporáneamente al Bautismo del príncipe Vladimir en el año 988.
¿Propaganda electoral?
De este modo, Valaam y el antiguo cristianismo ruso adquieren un significado no solamente espiritual, sino también político y propagandístico, en particular en estos días de lanzamiento de la campaña electoral del “presidente” ortodoxo por excelencia. No es un caso que los analistas consideren como único posible competidor de Putin al nuevo candidato del partido comunista, a Pavel Grudinin de 57 años, al cual el viejo jefe Zjuganov dejó la escena tras la sorpresa general. Grudinin, líder de una holding agrícola en la provincia de Moscú, jamás estuvo inscrito al partido, es más hasta 2010 era miembro de “Rusia unida” putiniana. Entre la izquierda y el partido de gobierno, habría una carrera para robarse los eslogan y los argumentos ideológicos: con la comparación entre Lenin y los santos, Putin habría hábilmente quitado un punto de fuerza a los “rojos”, cuyo ligamen con la “panza” del electorado es innegable.
Mientras tanto, la película de Kondrashow se convirtió en vocero de la campaña electoral putiniana: si bien utilizando viejos materiales de hace algunos meses, fue montada y lanzada rápidamente, quizás para aprovechar el eco de las encendidas discusiones sobre el reconocimiento de los de los restos del zar Nicolás II y de su familia. Diversos comentaristas -como Anton Svidorov en el portal credo.ru- consideran que habría en definitiva un acuerdo entre el gobierno y las autoridades del patriarcado ortodoxo. El Estado se comprometería a resolver la cuestión de la sepultura de Lenin, dejando a la Iglesia la plena responsabilidad de decir la palabra definitiva sobre la autenticidad de los restos imperiales, tal como solicitaran el patriarca Kirill y el Sínodo de los obispos rusos. Tanto Lenin como su gran enemigo, el zar Nicolás, se unen para adecuarse a los auspicios de Putin, por la sola causa de la Rusia actual.