Papúa, logran tener ‘bajo control’ la emergencia humanitaria en el distrito de Asmat
de Mathias Hariyadi

Hay 72 muertos, en su mayoría niños. Cerca de 650 niños recién nacidos han contraído el sarampión, y cuando menos 223 sufren de malnutrición. Obispo de Agats: “Se debe proyectar un programa a mediano plazo, para brindar una buena alimentación a los nativos”.


Yakarta (AsiaNews) – En la provincia de Papúa, han logrado tener “bajo control” la emergencia humanitaria que en los últimos meses ha causado la muerte de decenas de niños debido al sarampión y a otras enfermedades vinculadas a la malnutrición. Es lo que hoy ha declarado el ministerio de salud indonesio. Al menos 72 personas, en su mayoría niños, han muerto por complicaciones en Asmat, una zona remota de la provincia más oriental del país. La epidemia impulsó a las autoridades sanitarias a enviar paramédicos y ayudas militares a la región, declarando, el 15 de enero pasado, el estado de emergencia por “una epidemia extraordinaria”. “Hemos revocado las alertas porque el número de personas afectadas está disminuyendo y no hay nuevos casos”, declara Elisa Kambu, responsable del distrito de Asmat. Cerca de 650 niños contrajeron sarampión y al menos 223 de ellos sufren de malnutrición. Más de 17.300 niños fueron inmunizados, según se lee en el comunicado difundido en Internet.

La Iglesia católica local fue una de las primeras instituciones en brindar asistencia a la población indígena local. El obispo de la diócesis de Agats, Mons. Aloysius Murwito (foto 2), ha coordinado dos escuadras de voluntarios que han distribuido ayudas en varios pueblos del intransitable territorio. Desde Sorong, donde se encuentra para participar de un encuentro con obispos de Merauke, Jayapura y Timika, el prelado confirma a AsiaNews cuanto fue declarado por las autoridades sanitarias acerca del fin de la crisis: “Sin embargo, ahora, nuestra principal preocupación es proyectar un programa a mediano plazo, para brindar una buena alimentación a los nativos de las áreas remotas de dos distritos, compuestos por 20 pueblos aislados. Hemos efectuado numerosos viajes en lancha a motor, para poder llegar a estos asentamientos remotos y distribuir comida y otros artículos de primera necesidad”.  

Los voluntarios de la diócesis y los operadores sanitarios se encuentran teniendo que afrontar numerosas dificultades, dado que el distrito de Asmat, en la diócesis de Agats, es un territorio con características únicas, que no pueden ser halladas en ningún otro lugar del inmenso archipiélago indonesio. El suelo no es firme ni sólido, sino que está constituido por un lodo denso y húmedo. Asmat está a una hora de viaje -en barca- de los pueblos de los alrededores (foto 3) y sólo puede llegarse hasta allí en  pequeñas lanchas a motor, navegando en aguas infestadas de cocodrilos. La navegación en los imponentes ríos de la región (los cuales tienen entre 500 y 1000 metros de ancho)  nunca dura menos de tres a cinco horas y es muy peligrosa y costosa, tanto desde el punto de vista económico como físico.

Para afrontar la complejidad de las operaciones, ha sido fundamental el apoyo financiero que los católicos indonesios han prestado a la comunidad de Agats. Mons. Aloysius Murwito reitera su gratitud a todos los fieles que han contribuido a la iniciativa humanitaria de la diócesis. Algunas organizaciones católicas de Yakarta, como Sesawi.Net, Sesawi Foundation, y la Indonesian Catholic Forum Society (FMKI), han organizado colectas de fondos durante algún tiempo para poder financiar el dificultoso viaje de los voluntarios en lancha (foto 4). Entre éstos figura Vero, una católica oriunda de Java Central, pero que lleva 20 años viviendo en Asmat. Ella afirma: “Los casos de sarampión y rubeola están disminuyendo, pero aún hay mucho trabajo por hacer”.

“Tendremos que destinar los fondos que conseguimos de nuestros benefactores, para completar nuestra misión –explica el obispo. Estoy profundamente conmovido por la generosidad que han demostrado al apoyar nuestro programa de Caritas. Realmente es cierto que a través del trabajo en grupo, podemos hacer cosas que jamás habríamos pensado antes”, afirma Mons. Murwito.  Él reitera que tales donaciones han dado a la diócesis de Agats “la capacidad financiera” para poder llevar adelante los programas nutricionales a medio plazo, de los cuales tiene tanta necesidad la población local, “Estando solos somos así de débiles; pero juntos, somos fuertes y eficientes”, concluye el obispo.