Kuwait se vuelca a Etiopía para contener la crisis de trabajadores filipinos

El objetivo es colmar el “déficit” que se ha creado a partir del bloqueo impuesto por Manila en relación al envío de trabajadores, además de “reducir costos”. La muerte de una filipina de 29 años de edad desató una política férrea entre Duterte y las autoridades de Kuwait. La cuestión de los trabajadores migrantes ha sido, en reiteradas oportunidades, uno de los temas centrales de las intervenciones del Papa Francisco.


Kuwait City (AsiaNews/Agencias) – Kuwait se vuelca a los trabajadores etíopes para colmar el “déficit” que se ha creado en el sector de los asistentes domésticos. Una crisis que se detonó a partir del asesinato de una empleada doméstica filipina en el rico emirato árabe, hecho que empujó al presidente Rodrigo Duterte a adoptar una política de mano férrea con Kuwait, desembocando en el bloqueo al envío de nuevos trabajadores y la repatriación de 10.000 migrantes.

La medida dispuesta por la cúpula de gobierno de Manila fue adoptada tras el hallazgo, a principios de febrero, del cadáver de la joven Joanna Demafelis, una empleada doméstica filipina de 29 años de edad. El cuerpo, que mostraba evidentes signos de tortura, habría sido conservado por más de un año dentro de un congelador, para ocultar su desaparición.

En un comunicado, el General Talal Al-Maarifi, Jefe del Departamento general de Kuwait abocado a cuestiones vinculadas con la residencia, subraya que el objetivo es “abrir las puertas para el reclutamiento de trabajadores etíopes”. Una necesidad imperiosa, para suplir el “déficit” que se ha creado en el sector de las asistentes domésticas, y para “reducir costos”.

En los últimos años, activistas y ONG dedicados a la defensa de los derechos humanos han dado la alarma en varias oportunidades, llamando la atención sobre la situación de los trabajadores migrantes en el Golfo, y en términos generales, en las naciones árabes, en base al sistema conocido como kafala (sponsors). Un tema que preocupa mucho al Papa Francisco, que más de una vez ha intervenido, para sensibilizar a gobiernos y autoridades en la materia.

En el mes de enero, el gobierno de las Filipinas procedió a suspender el envío de trabajadores a Kuwait, luego de que Duterte declarara que los abusos por parte de los empleadores habían conducido al suicidio de varios ayudantes domésticos. Hay más de 2,3 millones de filipinos registrados como trabajadores en el exterior. Cada mes, ellos envían a sus hogares más de 1,6 millardos de euros, dinero que alimenta una de las economías con uno de los crecimientos más veloces del mundo.  Manila ahora apunta a China y a Rusia, como “mercados alterativos” para los trabajadores migrantes filipinos.

Hace cinco años, Etiopía impuso una veda muy similar a la emitida por Manila, luego de una serie de denuncias sobre episodios de abuso y violencia. Era habitual que los migrantes se desempeñaran en la más absoluta ilegalidad y en condiciones de semi-esclavitud.  Addis Abeba levantó la medida el 29 de marzo pasado.

Maarifi afirma que hay más de 15.000 inmigrantes etíopes que viven y trabajan en el país árabe. En marzo de 2017, la policía arrestó a una mujer, por haber filmado a su empleada etíope cuando se arrojaba desde un séptimo piso de su edificio, sin siquiera intervenir para salvarla. El video muestra a la mujer suspendida en el vacío, implorando ayuda.