La congregación fue fundada en 1951 por un obispo del Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras. Con un crecimiento después de los '80, se convierte en "una estructura necesaria que ayuda en los asuntos cotidianos". Las hermanas jóvenes cuidan a las hermanas más ancianas.
Dinajpur (AsiaNews) - "Sentimos que había una necesidad de abrir un hogar para las monjas ancianas y lo hicimos dentro del convento". Es la explicación que brinda a AsiaNews sor Gertrude Costa, de 62 años, dando los motivos que llevaron a la congregación a reservar un ala del convento de Dinajpur para cuidar a las hermanas más ancianas. La religiosa es miembro de las Hermanas Catequistas del Corazón Inmaculado de María, Reina de los Ángeles, conocida simplemente con el nombre de Hermanas Shanti Rani (Reina de la Paz).
Las hermanas Shanti Rani son una orden religiosa local, la segunda por número de miembros en todo Bangladés, fundada en 1951, en Dinajpur, por el entonces obispo Giuseppe Obert, misionero del PIME (Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras). Actualmente, la congregación cuenta con 178 miembros, de los cuales alrededor del 35% tienen más de 60 años.
Sor Gertrude explica que la merma en las vocaciones, registrada en los últimos años y acompañada del envejecimiento progresivo de las religiosas, ha impulsado la creación de un hogar para aquellos que, debido a su edad, necesitan más ayuda en los asuntos cotidianos. "Somos como una familia", dice, "y las hermanas ancianas necesitan más atención y merecen respeto". Estamos agradecidos porque han hecho una enorme contribución a la congregación y la Iglesia en Bangladesh. Tenemos el deber de cuidar de ellas".
Entre las hermanas religiosas más longevas está sor Teresa Mardy (v. foto 3), de 84 años. Ella fue la cuarta monja ordenada de la congregación y dice: "He pasado toda mi vida trabajando en áreas remotas como catequista. Prediqué el mensaje de Dios y transformé la vida de las personas [siguiendo el ejemplo de] Cristo". Hoy le cuesta mucho caminar, y apenas logra recordar el pasado, pero las hermanas dicen que ella era realmente "radiante". "He trabajado toda mi vida para el Señor y ahora me paso la vejez rezando".
Sor Assunta Rozario (v. foto 4), de 80 años, recuerda: "[Cuando era joven] nunca había visto una monja. Cuando llegué al pensionado de Dinajpur, vi monjas extranjeras por primera vez y tuve la inspiración de convertirme en una de ellas. Serví en las escuelas durante 43 años, trabajando como catequista en las aldeas más remotas. Visité familias no cristianas y les hice conocer a Jesucristo". La religiosa recuerda con alegría los años de la juventud: "Creo que mi vida religiosa ha servido de algo. Ahora espero que llegue mi fin para reunirme con Dios. Le doy gracias todos los días, por enviarme a trabajar en su Reino".
Sor Bernadetta Gomes (v. foto 1), de 84 años, trabajó en la formación de novicios y en las escuelas. Hoy, ella informa con emoción: "Paso mis días en oración y recibo muchas visitas de familiares, amigos y de antiguos alumnos que me traen regalos". Sor Jacinta Soren (ver foto 2), de 80 años, dice que, siguiendo su ejemplo de vida, "otras dos parientes mías han elegido convertirse en monjas". "He recibido muchas bendiciones -concluye- sirviendo a la Iglesia y al Señor".