El adiós a Uri Avnery, el ‘profeta’ israelí de la paz

A lo largo de su vida fue periodista, político y activista. En su juventud estuvo tres años participando en el grupo paramilitar Irgún, del cual se retiró a causa de su política contra los árabes.  La guerra de 1948 lo convenció de la necesidad de un Estado palestino. Para algunos, fue una mente brillante, pero otros lo acusan de haber traicionado a Israel.


Jerusalén (AsiaNews) – Un “profeta” promotor de ideas de vanguardia para su época, que luchó por la paz hasta el último “minuto de conciencia”. Así recuerda Adam Keller, vocero de Gush Shalom, al fundador de dicha ONG, Uri Avnery, fallecido hoy, a los 94 años de edad. Activista por la paz, periodista y estadista: él fue uno de los primeros israelíes en clamar por la institución de un Estado palestino y en reunirse con Arafat.

“Hasta el último momento de su vida -cuenta Keller- estuvo dedicado a lo que fue su vida. Hace dos semanas, hubo una gran marcha por la paz en Tel Aviv. Sufrió un infarto precisamente mientras caminaba en la marcha. En las últimas dos semanas de vida estuvo inconsciente. Así que podría decirse que hasta el último minuto de conciencia estuvo haciendo lo que hizo durante toda su vida – y que continuaba haciendo a los 94 años: trabajar por la paz”.   

Nacido el Alemania en 1923, en noviembre de 1933 se va a vivir a lo que entonces era el Mandato británico de Palestina. Durante su vida nunca se echó atrás cuando se trataba de cuestiones controvertidas, y tampoco ocultó su participación juvenil –a los 15 años- en el grupo paramilitar judío Irgún. El grupo fue responsable de numerosos ataques terroristas ocurridos en la época de la Palestina mandataria. Avnery participada distribuyendo volantes, pero abandona la milicia tres años después, a causa de la violencia perpetrada contra los árabes.

En 1946, Avnery se convence de la necesidad de un Estado que acoja a ambos pueblos, “asociados culturalmente desde la cuna y en virtud de la historia”. Un ideal que choca con la propuesta de la ONU, de dividir el territorio, y con la realidad que emerge a partir de la guerra de 1948. El conflicto lo persuade de la absoluta necesidad de exigir un Estado Palestino para forjar la paz entre dos pueblos. En aquella época, las personas que compartían la misma visión no llegaban a ser 10. Considerado por muchos una mente brillante, Avnery fue blanco de duras críticas y de acusaciones que lo tildaron de “traidor” del Estado judío.

Durante 40 años se desempeña como jefe de redacción del semanario Haolam Hazeh: publicación subversiva y combativa contra el establishment, la revista se publica bajo el lema “Sin Miedo, Sin Prejuicios”. Avnery también desarrolló una extensa carrera en la política, siempre en las filas de la oposición.

“Hace muchos años que lo conocía -cuenta Keller- desde que estaba en el liceo, en Tel Aviv, en 1969, en aquella época él era un conocido miembro del parlamento. Tuvo un gran impacto en la historia de Israel, si bien siempre se mantuvo en la oposición. Jamás cubrió un ‘cargo oficial’, pero de todos modos ejerció una gran influencia. Fue un profeta, un visionario, que decía que Israel puede –y debiera- hacer la paz con los palestinos”.  El activista también recuerda que Avnery promovió la posibilidad de la paz con Egipto, cuando eso parecía algo imposible de realizar. Luego, fue de los que agregaron que la paz con El Cairo no era suficiente, que era necesario  llegar a la paz con los palestinos. “Fue uno de los primeros en hablar con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), cuando el gobierno de Israel la consideraba una organización terrorista. Fue uno de los primeros en decir que Jerusalén debía ser la capital de ambos Estados, tanto de Palestina como de Israel. Introdujo ideas que en aquella época eran completamente ajenas al consenso general. Y muy a menudo, terminó ocurriendo que las personas que estaban contra él, al final debieron terminar aceptando sus sugerencias”. Ahora –promete Keller-  Gush Shalom seguirá adelante, para continuar con su trabajo. Un pensamiento que está el línea con las palabras que pronunciara el fundador de Gush Shalom: “La vida sigue adelante –se lee en la última página de sus memorias –el esfuerzo continúa. Mañana es un nuevo día”.