Kerala, la ‘tierra de los dioses’, donde reina la armonía entre las religiones
de Biju Veticad

Durante las inundaciones ocurridas recientemente, la población devino protagonista de gestos de solidaridad, prescindiendo de la pertenencia religiosa. “La armonía ya existía en la cultura del Estado, incluso mucho antes de que el agua alcanzara el primer piso de las casas”.   


Changanacherry (AsiaNews) – Desde la década del ’80, Kerala pasó a ser conocida como “la tierra de los dioses”. Obviamente, se trata de un ardid promocional del Departamento de Turismo de Kerala. El Estado es un destino turístico muy elegido, tanto por gente que viene de otros Estados de la India, como por turistas provenientes de países occidentales.   

Me he estado preguntando si Kerala ha de ser considerada el “país de los dioses” sólo en virtud de la belleza de sus paisajes.  Para mí, hay un valor mucho más intrínseco en ese mote. Todos han podido verlo durante el reciente desastre de las inundaciones que han azotado el Estado a mediados de agosto. Es la armonía entre las personas que viven en este territorio, lo que hace que en India, Kerala sea considerada tierra de los dioses.

Cuando vine a Italia por primera vez, hace 20 años, los italianos me hacían tres preguntas: ¿cómo te llamas, cuántos años tienes y a qué religión perteneces? Todo esto duró, cuando menos, un año, y se repetía cada vez que conocía a alguien. La pregunta que más me irritaba, era la tercera.

Desde niño, me enseñaron que jamás debía preguntar por el credo de otra persona. Y esto, por dos razones: ante todo, porque vivíamos en un contexto donde coexistían una multiplicidad de confesiones, y una pregunta como ésta podía dar lugar a un clima de discriminación entre las personas; en segundo lugar, porque ya desde la escuela primaria, aprendimos a comprender la religión ajena a través de su nombre (y esto vale para el 90% de los casos).  

Después de un año, finalmente me acostumbré a las preguntas de los italianos. Esta particular armonía cultural y religiosa entre las confesiones de Kerala nos ha ayudado a respetarnos mutuamente, a amarnos y a vivir de manera pacífica. El hinduismo es una religión politeísta, mientras que el cristianismo y el islam son monoteístas. Para los habitantes de Kerala, las religiones ajenas no constituyen una barrera; por el contrario, representan una oportunidad para celebrar juntos las festividades religiosas.

Recuerdo que cuando era pequeño, íbamos en procesión, marchando por las calles, con ocasión de las fiestas patronales de la parroquia o durante el Vía Crucis del Viernes Santo, y todas las familias hindúes que vivían sobre cada calle donde pasábamos encendían velas para homenajearnos. De la misma manera, cuando las procesiones hindúes pasaban por delante de las iglesias cristianas, nuestros párrocos les rendían homenaje. Son gestos simples, pero que tienen un gran valor.

Creo que esta manera de vivir sólo puede ser hallada en Kerala. El respeto mutuo deriva de la educación, y la educación se aprende en el lugar donde uno vive. Y en este punto, en comparación con los demás Estados indios, Kerala representa una excepción. El motivo principal de ello reside en su elevada tasa de alfabetización -tanto masculina como femenina- , la más alta de toda la India. Las personas viven en una sociedad que colabora y en la cual la religión, el sexo o el estatus social no generan tensiones. El público se expresa sobre cuestiones políticas y la educación reviste una importancia fundamental en las familias: ésta es considerada como la clave del éxito en la vida.  

Kerala posee el índice de desarrollo humano más elevado y un sector de salud que se ubica entre los mejores de toda la India. Las personas viven felices y en paz, más allá de sus ingresos. No se puede decir que Kerala sea perfecto. Pero sí, que podrá ser un modelo de cómo mantener una estabilidad a lo largo del tiempo entre comunidades multiétnicas y multi-religiosas.  

En el verano de 2015, el corazón de un hindú viajó por todo el Estado de Kerala hasta llegar a aquel a quien iba destinado: un paciente cristiano que necesitaba un trasplante urgente. Un hombre de negocios musulmán juntó el dinero para pagar la operación –que fue realizada por el mejor cardiocirujano a nivel estatal: un cristiano. Todo el Estado siguió el desarrollo del caso.  

La armonía sectaria no brotó recién cuando el agua llegó al primer piso de nuestras casas, durante la inundación, sino que siempre ha existido en la cultura de Kerala. Nosotros creemos que la fe auténtica no supone un obstáculo, dependiendo de aquello que los otros profesen o coman, sino que por el contrario, abre el camino para extender la mano y acortar distancias, sobre todo cuando los demás están en dificultades.

Toda la India, y quizás también todo el mundo, notó que los Malabares (nombre con el que se nos designa en virtud de nuestra lengua, el Malayalam o Malabar) se pusieron a trabajar en las operaciones de rescate durante las inundaciones: 3.000 pescadores pilotearon sus pequeñas barcas recorriendo las calles de Kerala, los jóvenes coordinaron los centros de socorro, las personas del lugar acompañaban a los militares y a los hombre de la policía, los actores de cine se expresaron a través de videos [mostrando su cercanía con la población afectada], los médicos ofrecieron atención gratuita, los músicos fueron a tocar a los campos donde se alojó a los evacuados y quienes contaban con espacio suficiente, recibieron a los evacuados en su propia casa.

Esta es la belleza de Kerala. Y lo hicimos sin saber quién era el otro.