Lo anunció el mismo Francisco cuando se encontró, esta mañana con un grupo de la Asociación “Tensho Kenoh Shisetsu Kenshoukai”. “La religión, la cultura y el mundo económico pueden colaborar pacíficamente para crear un mundo más humano y caracterizado por una ecología integral”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El Papa espera poder ir el año próximo a Japón. Lo hizo conocer el mismo Papa cuando se encontró, esta mañana con un grupo de miembros de la Asociación “Tensho Kenoh Shisetsu Kenshoukai”, proveniente de Japón. “Aprovechando esta visita-dijo- quisiera anunciarles mi voluntad de visitar Japón el año próximo. Esperemos poderlo hacer.
En el saludo que dirigió a ellos, Francisco recordó los orígenes de la Asociación e invitó a los presentes a “llevar a vuestro maravilloso pueblo y a vuestro gran país la amistad del Papa de Roma y la estimación de toda la Iglesia católica”.
“Más de hace 400 años, en 1585- recordó el Papa- cuatro jóvenes japoneses llegaron a Roma, acompañados por algunos misioneros jesuitas, para visitar al Papa, que entonces era Gregorio XIII. Fue un viaje extraordinario, porque era la primera vez que un grupo de representantes de vuestro gran país venía a Europa. Los 4 jóvenes fueron recibidos maravillosamente bien, no sólo de parte del Papa, sino también por todas las ciudades y las cortes que visitaron: Lisboa, Madrid, Florencia, Roma, Venecia, Milán, Génova...Los europeos se encontraron con los japoneses y los japoneses encontraron a Europa y al corazón de la Iglesia Católica. Un encuentro histórico entre dos grandes culturas y tradiciones espirituales, de lo cual es justo conservar la memoria, así como lo hace vuestra Asociación.
Al volver a su país los 4 jóvenes fueron “embajadores de amistad y promotores de grandes valores humanos y cristianos”. “Su líder Mancio Ito, se hizo sacerdote y Julián Nakaura, como muchos otros sufrieron el suplicio sobre la famosa colina de los mártires de nagasaki y fue proclamado beato”.
“Sé que vuestra Asociación promueve bellísimos proyectos de cultura y solidaridad. Aliento sobre todo vuestro actual compromiso para crear un fondo de ayuda para la formación de jóvenes y huérfanos, gracias a la contribución de empresas sensibles a sus problemas. Quieren demostrar que la religión, la cultura y el mundo económico pueden colaborar pacíficamente para crear un mundo más humano y caracterizado por una ecología integral. Esto está plenamente de acuerdo con aquello que yo también deseo y auspicio para la humanidad de hoy y de mañana, como lo escribí en mi encíclica “Laudato si”. Es el camino justo para el futuro de nuestra casa común”.