Los misioneros extranjeros podrán solicitar la nacionalidad taiwanesa

La presidenta Tsai Ing-wen muestra gran aprecio por los misioneros y religiosas católicas, en vista de su contribución al desarrollo de la isla. Las diferencias con China popular, donde, desde los tiempos de Mao, los misioneros son considerados un “instrumento del imperialismo”. 


Taipéi (AsiaNews) – Los misioneros extranjeros que trabajen en la isla podrán solicitar la nacionalidad taiwanesa sin renunciar a su nacionalidad de origen. Así lo anunció la presidente Tsai Ing-wen en una reunión con algunos misioneros católicos de avanzada edad. Tsai precisó que ello se ha vuelto posible porque el gobierno ha realizado una enmienda sobre las normas que rigen para la ciudadanía, favoreciendo a los extranjeros que han hecho algún aporte para el desarrollo de la nación.

La presidente dijo que los sacerdotes y religiosas católicos han contribuido de manera importante al desarrollo de la sociedad taiwanesa en el campo de la salud, la educación y en otros servicios sociales, en el cuidado de la mujer, de los ancianos y de aquellas personas afectadas por discapacidades físicas o intelectuales.

Muchos misioneros extranjeros – explicó Tsai – llegaron a la isla cuando ésta aún estaba en su desarrollo embrionario. Ahora – concluyó – es tiempo de que Taiwán devuelva de alguna manera tantas décadas de servicio prestado por ustedes.

Taiwán, que es considerada por Beijing una “isla rebelde” que debiera ser reincorporada a la madre patria incluso con el uso de la fuerza, mantiene desde hace largo tiempo una mirada positiva hacia las misiones católicas, a diferencia de lo que ocurre en la República Popular de China.  En la isla se goza de una amplia libertad religiosa. En el continente, por el contrario, las religiones son monitoreadas y en los últimos años se registra un creciente control sobre las ONG y los misioneros presentes en China, cuyo solo objetivo – como dice alguna que otra persona – “es expulsarnos” –. Desde los tiempos de Mao Zedong, los misioneros son vistos como un “instrumento del Imperialismo” y de la colonización extranjera.