Arzobispo de Bassora: El Adviento entre crisis, familias que huyen y temor por la violencia

Ayer, cientos de personas tomaron las calles para protestar por la desocupación y la falta de servicios. Crisis y tensiones llevan a los cristianos a escapar: cada mes, al menos una familia abandona la ciudad. Mons. Habib: manifestaciones y enfrentamientos armados entre tribus, situación precaria. Pero los fieles quieren celebrar la fiesta, con misas y encuentros de oración.

 


Bassora (AsiaNews) - La comunidad cristiana se prepara para vivir el Adviento que acerca a Navidad “en una situación de persistente violencia. Cada dos, tres días al máximo hay nuevas manifestaciones en las calles de desocupados, jóvenes y adultos en busca de trabajo”. Es cuanto narra a AsiaNews, Mons. Alnaufali Habib Jajou, arzobispo caldeo de Bassora, en el sur de Irak, desde julio pasado teatro de violencias y manifestaciones por una situación socio-económica cada vez más crítica. A esto. prosigue el prelado, se agregan “los enfrentamientos entre tribus, que usan pistolas y armas de fuego” para resolver “las controversias y cuestiones personales: esto sucede al menos una vez por semana”.

Desde hace tiempo la metrópolis del sur de Irak está afectada por una grave crisis hídrica y es teatro de manifestaciones. Los ciudadanos protestan contra la pésima calidad de los servicios públicos, la desocupación (10% según los datos oficiales, pero con puntas de hasta un 60% entre los jóvenes) y la corrupción endémica. La región de Bassora cuenta en su interno con el 90% de los recursos de hidrocarburos del país; no obstante esto, sólo el 1% de la fuerza trabajo proviene de la zona.

A causa de las sangrientas protestas (23 víctimas seguras desde el 8 de julio), la Iglesia local decidió suspender las actividades culturales y el catecismo. Hace un poco de tiempo el arzobispo había advertido sobre una posible escalada. Hace un tiempo los cristianos de Bassora eran una componente significativa de la ciudad, muchos de los cuales eran exponentes de la clase mercantil. Sin embargo, en los últimos años la comunidad disminuyó, si bien en al sur no sufrió las mismas persecuciones vividas en Mosul en Mosul, Bagdad, Kirkuk o en la llanura de Nínive. “En estos días- cuenta Mons. Habib Jajou- otra familia emigró a Jordania a causa de las pésimas condiciones. En general, al menos una familia por mes se va”.

Mientras tanto, ayer centenares de personas salieron a las calles para protestar contra la falta de trabajo y la escasez de los servicios. Entre éstos había decenas de profesores y docentes que han marchado hasta la sede de la gobernación, bloqueando las calles y entonando eslóganes contra el gobierno. “Vosotros y Saddam (Hussein, el dictador) son las dos caras de la misma moneda”. Muchos piden que la zona sea convertida en “región autónoma” para sacar mayor beneficio de la exportación (el 95% del total de Irak viene de esta área) de petróleo.

En una situación de crisis y tensión, los cristianos han iniciado las celebraciones en preparación de la Navidad, A despecho de los temores de violencias, narra el arzobispo, “continuaremos celebrando las misas y las familias continuarán reuniéndose en pequeños grupos en departamentos personales, puestos a disposición a turno, para oraciones y encuentros”. Si bien en tono menor, un especial Papá Noel llevará regalos y golosinas a los niños “y organizaremos una pequeña fiesta, aunque las personas no aman estar por mucho tiempo afuera” por miedo de ser involucrados en enfrentamientos o ataques, se harán “los intercambios de augurios y las tradicionales visitas a parientes y amigos”.

Según recientes estimaciones hoy quedó sólo poco más del 10% de la población originaria, pocos centenares frente a las 3 mil familias cristianas presentes hace un tiempo en la zona. En septiembre de 2015 la comunidad local celebró la inauguración del primer museo cristiano del sur de Irak; en su interior se conservan más de 200 objetos de carácter religioso, documentos, ornamentos litúrgicos, fotografías, ropas y muebles, algunos de los cuales del siglo XVII.