Los países islámicos de Asia critican a China por los uigures. Pero no todos

Malasia e Indonesia condenan las políticas opresoras de Beijing, defendida por Pakistán. Según las naciones Unidas, en los centros de detenciones extrajudiciales de Xinjiang hay al menos un millón de prisioneros. Ministerio de Exteriores indonesio: “Libertad de religión un derecho humano, responsabilidad de todos los países respetarla”.

 


Kuala Lumpur (AsiaNews/Agencias) – Los campos de detención y las violaciones de los derechos humanos contra los uigures y de otras minorías islámicas en la región china de Xinjiang sacuden a los países islámicos de Asia. Pero sus gobiernos están divididos: la política de la “tierra abrasada” actuada de Beijing suscita la condena de Malasia e Indonesia, pero Pakistán defiende a China y denuncia el “sensacionalismo” de los medios extranjeros.

Según las estimaciones de las Naciones Unidas, en los numerosos centros de detenciones extrajudiciales de Xinjiang hay al menos un millón de prisioneros. Negando cualquier ilícito, funcionarios chinos describen los campos como “centros de formación profesional” para personas atraídas por el extremismo islamista y del separatismo.

El senador Datuk Marzuki Yahya, vice-ministro malayo para los Asunto extranjeros, hace 3 días confirmó que Kuala Lumpur “desaprueba todas las formas de opresión contra cualquier grupo étnico o minoritario”. Pero, Marzuki subrayó el “cauto acercamiento” que distingue a su gobierno sobre cuestiones que se refieren a otros países.

“Con referencia a cuánto sucedió a la minoría étnica uigur en Xinjiang- declaró- Malasia expresó sus opiniones y recomendaciones sobre la escena internacional, para que China garantice los derechos, la libertad de religión y la armonía de su gente. Por lo tanto, el gobierno constantemente controló los desarrollos en la región y continuará buscando la mejor solución a este problema a través de fórum de cooperación regional en internacionales”.

El pasado 17 de diciembre, el ministerio de Exteriores indonesio anunció de haber convocado al embajador chino, Xiao Qian, para transmitirle las preocupaciones de los musulmanes indonesios sobre la situación de los uigures. Arrmanatha Nasir, vocero del ministerio, declaró que “la libertad de religión y credo son derechos humanos y es responsabilidad de todos los países respetarlos”.

Según los informes de organizaciones internacionales, entre los detenidos en los campos de Xinjiang hay decenas de mujeres que se casaron con hombres de la región paquistaní del Gilgit-Baltistan, en la frontera con China. Pero la diferencia entre Malasia e Indonesia con Pakistán es que este último, defiende a Beijing, y ellos no. Mohammad Faisal, vocero de Exteriores de Islamabad, declaró ayer que “parte de los medios extranjeros está buscando el sensacionalismo sobre la cuestión, difundiendo informaciones falsas”.

Según algunos analistas, la posición paquistaní está motivada por las estrechas relaciones económicas entre Beijing e Islamabad, destinataria de inversiones millonarias. Entre éstas, están los proyectos para la modernización de la peligrosa ruta de montaña que une a Gilgit-Baltistan con Xinjiang.