Papa: el salesiano, un educador que abraza las fragilidades de los jóvenes marginados

En el prefacio del libro “Evangelii gaudium con don Bosco”, Francisco escribe que el salesiano es “un optimista por naturaleza, sabe mirar a los jóvenes con realismo positivo”. “Los salesianos- escribe- me han formado hacia la belleza, al trabajo a estar muy alegre”. “Me ayudaron a crecer sin miedo, sin obsesiones”. “Me ayudaron a ir adelante en la alegría y en la oración”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El salesiano es “un optimista por naturaleza, sabe mirar a los jóvenes con realismo positivo”, es educador que abraza las fragilidades de los jóvenes marginados y sin futuro, se inclina sobre sus heridas y las cura como un buen samaritano”. Lo escribe el Papa Francisco en el prefacio al libro: “Evangelii gaudium con don Bosco”, en el cual subraya que aquella propuesta por San Juan Bosco en las periferias sociales y existenciales fue la medida alta de vida cristiana.

San Juan Bosco, escribe el Papa, “no era un santo de la cara de viernes santo, triste cascarrabias” sino más bien cara “de domingo de Pascua”. Era un “portador sano” de la “alegría del Evangelio”, siempre “alegre, acogedor, no obstante las miles de fatigas que lo aquejaban cotidianamente”. Para él “la santidad consistía en el estar muy alegres”.

Ese de Don Bosco, escribe aún Francisco, fue “un mensaje revolucionario en un tiempo en el cual los curas vivían con desapego la vida del pueblo”. Y, “como enseña todavía hoy don Bosco, el salesiano reconoce en cada uno de ellos, también al más rebelde y fuera de control, “aquel punto de acceso al bien sobre el cual trabajar con paciencia y confianza”. El salesiano de hoy, entonces, “sabe mirar alrededor, ve las situaciones críticas y los problemas, los enfrenta, los analiza y toma decisiones valientes”. “Está llamado a ir al encuentro de todas las periferias del mundo y de la historia, las periferias del trabajo y de la familia, de la cultura y de la economía, que tienen necesidad de ser curadas”.

Francisco narra también su personal experiencia de cuando frecuentaba la sexta primaria en el Colegio Wilfrid Barón de los Santos Ángeles, en Ramos Mejía, ciudad argentina situada en la provincia de Buenos Aires. “Los salesianos- escribe- me han formado en la belleza, en el trabajo y a estar muy contento”. “Me ayudaron a crecer sin miedo, sin obsesiones”. “Me ayudaron a ir adelante en la alegría y en la oración”.