Descubrimientos arqueológicos en el Asia ex-soviética
de Vladimir Rozanskij

Fue descubierta una “Gran Muralla” en Uzbekistán; una antigua tumba del llamado “hombre de oro” en Kazajistán; una ciudad del siglo primero y segundo antes de Cristo, en Tayikistán. Y varios hallazgos más. 


Moscú (AsiaNews) – El 2018 que acaba de cerrarse ha sido un año sensacional para los arqueólogos que se desempeñan en varios países de la ex Unión Soviética, donde la arqueología es una de las ciencias más difundidas y respetadas. En Uzbekistán hallaron un ejemplar análogo a la Gran Muralla China y en Kazajistán fue descubierta una tumba de un “hombre de oro”. Y los hallazgos no se limitan a Asia: en Estonia encontraron un “ojo de diamante” que tiene 530 millones de años.

En Asia central, otro país custodio de la memoria antigua es Tayikistán, una nación que se independizó hace apenas un cuarto de siglo. A 85 kilómetros de la capital, Dusambé, fue descubierta una antiquísima ciudadela, en la cima de una montaña.  Los estudiosos consideran que podría tratarse de una región de la época del Imperio Kushan, del siglo primero o segundo antes de Cristo. Además de varios edificios, se han encontrado, como parte de dicha ciudad, el trono de sus gobernantes, numerosas monedas dentro de dos cofres, decoraciones y piezas de cerámica. La sala del trono es bastante inusual, con paredes de tres metros de ancho y varias capas de estuco. Entre los elementos encontrados hay muchos khumi, recipientes de arcilla utilizados para conservar los granos, en óptimo estado de conservación y con raras decoraciones.   Evidentemente se trataba de un importante centro de paso de la antigua Ruta de la Seda.

La “muralla uzbeka”, cercana a la fortaleza de Uzundara, sobre los montes del Baisuntau, no es imponente como la china, pero su hallazgo causó sensación. Construida en el siglo III a.C. era parte de su sistema defensivo del Imperio Seléucida, para protegerse de las invasiones de pueblos nómades como los Sacas y Yuezhi. Los estudiosos la han llamado la “Gran Muralla Battrica”, por el antiguo nombre griego dado a la región; las distintas estructuras que la componían estaban formadas por muros de un ancho variable, que podría ir de 100 a 3000 metros. La hipótesis que se baraja es que en aquél lugar estaba destinada una guarnición greco-macedonia, alojada en una fortaleza de forma romboidal. También se han hallado detalles únicos, como son los cascos de metal, armas y armaduras, monedas y cerámicas, que han permitido estimar que la vida de la fortaleza se prolongó por más de 150 años.

También en Kirguiza hubo importantes descubrimientos, realizados por pura casualidad: en los barrancos de Kyrchyn, donde se preparaban los Juegos Mundiales de los Nómades, salió a la luz un antiguo kurgan, un túmulo de 14 metros de diámetro y 90 centímetro de alto, precisamente en el lugar donde se estaba construyendo la tribuna de las autoridades. Quizás se tratase de la cámara funeraria de un Jefe de los Shakas, uno de los pueblos nómades del grupo de los Escitas, que se remonta a los siglos III y IV antes de Cristo.

En Kazajistán incluso se han encontrado huellas de la grandiosa época de los Shakas en la parte oriental del país, donde se produjo el hallazgo de un tesoro de piedras preciosas de más de 2.800 años de antigüedad. Perteneciente a una familia real o de la alta nobleza nómade, en él se encontraron pendientes en forma de campana, platos con remaches y cuentas de collares, elaborados con técnicas muy refinadas.  Además de ello se encontró un kurga, donde estaban los restos de un joven de 17-18 años que medía cerca de un metro sesenta de altura. Los arqueólogos piensan reconstruir su vestimenta y su apariencia; la túnica que lo cubre está cosida con hilos de oro, con monedas y un puñal, en una custodia también dorada, por lo cual pasó a denominarse el “hombre de oro”.   

En muchos países ex soviéticos de Europa también se llevan adelante investigaciones arqueológicas con programas de gran porte. En Ucrania, en Kiev fue inaugurado el “Centro de la ciudad medieval”, con excavaciones precisamente en la zona central sobre la cual se pensaba construir un centro comercial. El lugar ahora ha sido dedicado a la memoria de la antigua Rus’. Los descubrimientos efectuados hasta ahora, mientras se aguarda retomar los trabajos en primavera, permiten confirmar la antigua vocación de la ciudad como nexo comercial entre el Norte y el Sur a través del río Dniéper. La etimología del nombre de la ciudad, en efecto, es el “paso de Kij”, un mitológico príncipe varego de los orígenes de la historia de los eslavos orientales. Al norte del territorio estonio, en cambio, fue hallado un ojo petrificado de un artrópodo trilobite, antepasado de los cangrejos y arácnidos, que se contaría entre los órganos vivos más antiguos de la historia: este tendría unos 530 millones de años, permitiendo echar una mirada a los orígenes del mundo.