Kandhamal, la fe renace sobre las cenizas de los pogromos
de Purushottam Nayak

Ayer fueron ordenados cuatro sacerdotes. La iglesia de Nuestra Señora de Lourdes estuvo en llamas en la vigilia de Navidad del 2007. Un incendio que fue el preludio de las persecuciones contra los cristianos de agosto de 2008. La ceremonia de ordenación se vio opacada por un grave accidente vial en el cual fallecieron 18 familiares y amigos de los nuevos sacerdotes. 


Bamunigam (AsiaNews) – En el Estado indio de Orissa fueron ordenados cuatro sacerdotes. Se trata de los presbíteros Dibyaranjan Digal, Deepak Uthansingh, Ananta Uthansingh y Akhya Senapati, diáconos desde 2017. La ceremonia se llevó a cabo ayer en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, en Bamunigam, la misma que en la vigilia de Navidad de 2007 fuera envuelta en llamas por los radicales hindúes. Aquél incendio fue el preludio de los pogromos desencadenados por los fundamentalistas en agosto del 2008.

Al menos 3.000 católicos asistieron a la función, que fue concelebrada por 50 sacerdotes. La iglesia pertenece a la arquidiócesis de Cuttack-Bhunaneswar, del distrito de Kandhamal, uno de los más devastados por la violencia sectaria contra los cristianos.

Sin embargo, la alegría de la fiesta quedó opacada por un grave accidente de tránsito que afectó a varios familiares de los sacerdotes que se dirigían a la ordenación. El conductor del autobús donde viajaban perdió el control del vehículo, que terminó en un barranco. El saldo es de cuando menos 18 muertos y más de 40 heridos, pero el número de víctimas está destinado a aumentar debido a la gravedad de las heridas sufridas por algunos de ellos.

La noticia del accidente se difundió poco antes del inicio de la celebración, dejando consternados a los presentes. Mons. John Barwa, arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, dedicó un pensamiento a las víctimas: “Son las dos caras de la misma moneda: tristeza y alegría. Todos nosotros dependemos de Dios, para todo”.

Apenas fue ordenado, el Padre Dibyaranjan Digal dijo: “Dedicaré mi primera misa a mis familiares que han perdido la vida. Dios me llama a rezar por aquellos que no han podido participar en mi ceremonia de ordenación”. El sacerdote es uno de los más de 56.000 cristianos que se vieron forzados a huir en el 2008. Para salvarse, pasó varias semanas en la jungla. “Las persecuciones contra mi pueblo –afirma- no hicieron temblar mi llamada al sacerdocio. Es más, han fortalecido mi fe”. Su madre,  Agnes, concluye: “Doy las gracias al Señor porque ha llamado a mi hijo a ser instrumento de su Reino. Es Dios quien lo salvó durante [la ola] de violencia contra los cristianos”.