P. Polash Henry Gomes, de Bangladés a las Filipinas, para dar testimonio de Cristo
de Sumon Corraya

El misionero javeriano trabaja en la diócesis de Novaliches desde los 13 años. Una de las mayores dificultades que allí se afrontan es el estudio de la lengua y la relación con los tribales . El gran número de católicos filipinos es un desafío para la obra de evangelización. 


Daca (AsiaNews) – Los misioneros “dan testimonio de Jesucristo en medio de las naciones”. Es con este objetivo que el Pbro. Polash Henry Gomes, sacerdote javeriano de Bangladés, luego de su ordenación, fue enviado como misionero a las Filipinas. Hoy es el párroco de la iglesia de San Francisco Javier en la diócesis de Novaliches. Al dialogar con AsiaNews cuenta su historia y dice: “Todos los cristianos son misioneros desde su mismo bautismo”.

El Padre Gomes está contento con su vida misionera. Vive en las Filipinas desde los 13 años, ha aprendido la lengua local y se ha adptado a una “cocina distinta”. “Recuerdo que la cuestión de la comida surgió desde el inicio de mis sacerdocio” –cuenta. “Cuando fui ordenado, un javeriano me preguntó si quería ir a África, pero luego me avisó que allí la comida era muy diferente a la de Bangladés. Yo le respondí: ‘Trabajaré para Jesús donde sea”.

Su vocación nace desde temprana edad, cuando asistía a la parroquia de San Francisco Javier en Golla, en la arquidiócesis de Daca. “Era muy devoto del santo, fue él quien siempre me insipiró para convertirme en misionero”. Al principio, la experiencia en las Filipinas no fue fácil: “Me costaba mucho comprender la lengua. A veces ni los tribales la hablan”.

Otro desafío fue el número de fieles católicos. “En Bangladés –informa- una diócesis cuenta con alrededor de 60.000 fieles; en las Fiipinas el mismo número vale para una sola parroquia. Esto torna muy difícil la obra de catequesis y la evangelización”.

Las Filpinas constituyen el país mayoritariamente católico más poblado de Asia. Sin embargo, la nación no está exenta de las crisis de religiones. Él cuenta, por ejemplo, que “muchos fieles de mi parroquia ya no vienen a la misa de los domingos”.  Por eso, visitamos las casas de los católicos, los bendecimos y los alentamos a frecuentar la Iglesia. Una gran responsabilidad compete a los padres”.

En Bangladés, los misioneros de la Sociedad Pía de San Francisco Javier son fundamentalmente italianos. Debido a la merma en las vocaciones religiosas en Occidente, concluye el sacerdote, “también ha llegado la hora de que nosotros demos misioneros [a la Iglesia universal]”.