El académico uigur Ilham Tohti postulado para el Nobel de la paz

La propuesta nace de 13 parlamentarios de los EEUU, entre los cuales Marco Rubio y Bernie Senders. Tohti fue condenado a cadena perpetua en un proceso farsa en 2014. Más de 1 millón de uigures están encerrados en campos de concentración para ser “reeducados” desde el punto de vista político.

 


Washington (AsiaNews) – El académico uigur Ilham Tohti, condenado a cadena perpetua por el gobierno chino, fue nombrado como candidato para recibir el Premio Nobel de la paz 2019. La propuesta viene de un grupo de 13 parlamentarios de los EEUU, que quieren llevar a China a detener aquello que muchos llaman “el genocidio” de los uigures en la región de Xinjiang.

Tohti, de 49 años, fue escritor, economista y profesor en la universidad Minzu (de las minorías) en Beijing. En 2014 fue condenado a cadena perpetua por su presunto apoyo a la causa separatista. En realidad, Tohti siempre intentó reducir la tensión entre la población uigur y la etnia han en Xinjiang, pidiendo a Beijing reducir las discriminaciones económicas y políticas hacia la población local, presa fácil de la incompetencia de los gobiernos locales y de los grupos de interés económico, como él explicó muchas veces. Algunos disidentes temen que Beijing quiera hacerlo morir en la cárcel, como lo hizo con el escritor Liu Xiaobo.

Entre los parlamentarios que firmaron la carta de postulación al Comité de Oslo, están Marco Rubio, el independiente Bernie Sanders, el democrático Richard Blumenthal.

El propósito de los parlamentarios es también el despertar a la opinión pública sobre la situación de los uigures. Testimonios de diversas fuentes afirman que más de 1 millón de uigures están encerrados en campos de concentración para ser “reeducados” desde el punto de vista político. Muchos testimonios hablan de torturas y de asesinatos extrajudiciales.

El gobierno chino a menudo se justificó diciendo que los campos son “lugares de inicio profesional”. Los uigures son una minoría musulmana de origen turkmeno. La persecución contra ellos se intensificó a partir de abril de 2017. Los uigures son acusados de tener “fuertes opiniones religiosas” y “políticamente incorrectas”. Ellos son frecuentemente encarcelados o encerrados en los campos de reeducación; otros son internados en clínicas psiquiátricas, donde enloquecen. Las autoridades controlan sus teléfonos; los musulmanes no pueden celebrar el Ramadán; la enseñanza de la lengua uigur fue prohibida en las escuelas. Además en 2016, los habitantes de Xinjiang para conseguir el pasaporte deben dar una muestra de DNA. Todo en nombre de la “estabilidad nacional”.