Elecciones en India: castas e islam distorsionados por finalidades polĂ­ticas

En mayo el país vota para elegir el próximo gobierno central. India es un Estado laico, pero en vistas de las vueltas electorales la religión y las pertenencias a las castas son aprovechadas por todos los partidos. Las ciudades con una denominación “demasiado islámico” cambian de nombre. Los estudiantes de Cachemira denuncian agresiones después del atentado que provocó la muerte de diversos soldados.

 


Nueva Delhi (AsiaNews)- No sólo peregrinaciones y pseudo-ciencia, sino también castas y religión islámica al servicio de la política. Es cuanto está sucediendo en India, donde en mayo se votará para elegir al próximo gobierno general, la Cámara baja del Parlamento (Lok Sabha) y algunas Asambleas estatales. Esta vez, después del gran encuentro hindú del Kumbh Mela, organizado en forma faraónica a orillas de los ríos Ganges y Yamuna a Allahabad (en Uttar Pradesh), a ser ocasiones de debate político son la pertenencia castal y religiosa, después del atentado realizado en Cachemira por un grupo islámico relacionado con Pakistán que provocó la muerte de 44 soldados.

India es un país formalmente laico, multicultural y pluralista. El artículo 25 garantiza la libertad de culto y de propaganda de la fe. Su población es de mayoría hindú, sin embargo la pacífica convivencia entre las comunidades religiosas fue siempre una base fundamental del Estado. Según el último censo de la población de 2011, sobre más de 1,2 millardos de habitantes, en el país los hindúes son el 79,8% (casi 967 millones); los musulmanes son la minoría más numerosa, o sea el 14,23% de la población (igual a 173 millones); los cristianos son apenas el 2,3% de los habitantes, con 27,8 millones.  

No obstante el panorama social permeado por buenas relaciones entre las comunidades étnicas y confesionales, en la vigilia de las vueltas electorales vuelven a ser confirmadas las diferencias religiosas y de casta, explotadas por todos y cada uno de los partidos.

Es el caso de la aprobación de las cuotas reservadas a los pobres de las castas elevadas. O también cuanto sucedió en la ciudad de Allahabad, que el Jefe de ministros Yogi Adityanath decidió cambiar el nombre en Prayagraj, a causa del antiguo nombre “demasiado islámico”. La práctica de cambiar el nombre de las localidades por puras finalidades políticas se convirtió ya en tradición y no están exentos ni siquiera los gobiernos de izquierda, que sustituyeron los términos ingleses con los indígenas, para pacificar a los grupos lingüísticos locales.

Desde el ataque del 14 de febrero pasado en Pulwama, en el territorio disputado en la frontera entre India y Pakistán, comenzarona lamentarse son los estudiantes que provienen de Cachemira. Ellos denuncian que prescindiendo de la pertenencia religiosa y castal, están sufriendo diversos tipos de abusos. Algunos colegios han hecho conocer que no aceptarán la inscripción de algunos provenientes del Valle o los obligan a dejar las habitaciones alquiladas. Uno de ellos, Irshad, reporta un sentimiento de “islamofobia” ya sea de parte de los docentes como de los compañeros. Por miedo, está estudiando en su casa. “Si no me harán pasar el examen del curso-dice- no tendré otra elección que ir a trabajar a las fábricas de ladrillos. Conozco a muchos estudiantes musulmanes mucho más brillantes que yo que ya lo hacen”.

Otro elemento concreto es la pertenencia de clase. En Uttar Pradesh, por ejemplo, la población musulmana clasificada como “castas desventajadas”, votaba normalmente por el Samajwadi Party. Los dalit en cambio eran representados a nivel político por el Bahujan Samaj Party. El Bharatiya Janata Party (nacionalistas hindúes), juntaban los votos de los brahmines. Los Jat (campesinos) votan por el grupo local  Rashtriya Lok Dal. Después de las masacres de los musulmanes en Muzaffarnagar de 2013, que provocó la huida de 50 mil prófugos, este partido se alió al BJP y ahora es una gran fuerza política dentro del Estado.