Papa en Marruecos: Participar del amor y de la compasión del Padre

En la misa conclusiva de su visita a Marruecos, el Papa Francisco reafirma que la tarea de los cristianos es “testimoniar el Evangelio de la misericordia”. El saludo final al rey Mohammed VI y a las autoridades. “Perseverar sobre el camino del diálogo con nuestros hermanos y hermanas musulmanes y en colaborar también para que se haga visible aquella fraternidad universal que tiene su fuente en Dios”.

 


Rabat (AsiaNews) – La “más grande herencia y riqueza del cristiano” es participar de su mismo amor y de su compasión”. El Papa Francisco comentó así el Evangelio de la misa de hoy (4° de Cuaresma, Año C, Lucas 15, 1-3. 11-32). Y hablando a las decenas de miles de fieles reunidos en el Complejo Deportivo “Príncipe Moulay Abdellah”, delineó las perspectivas del compromiso de los fieles en la vida de la comunidad cristiana y en la sociedad.

Mirando la actitud del padre que “corre” hacia el hijo pródigo y “corre” también hacia el hermano que no quiere “participar en la fiesta”, el Papa dijo: “Sobre En el umbral de aquella casa parece manifestarse el misterio de nuestra humanidad: por un lado está la fiesta por el hijo reencontrado y por el otro, un cierto sentimiento de traición e indignación por el hecho que se festejaba su retorno. Por un lado la hospitalidad por aquel que había experimentado la miseria y el dolor, que llegó hasta oler mal y a desear comer de los que comían los cerdos; por el otro lado la irritación y la cólera por el hecho de hacer espacio a quien no era digno ni merecía un tal abrazo.

Seguramente son tantas las circunstancias que pueden alimentar la división y el conflicto; son innegables las situaciones que pueden conducirnos a enfrentarnos y a dividirnos. No podemos negarlo. Nos amenaza siempre la tentación de creer en el odio o en la venganza como formas legítimas para obtener justicia en modo rápido y eficaz. Pero, la experiencia nos dice que el odio, la división y la venganza no hacen sino sólo matar el alma de nuestra gente, envenenar la esperanza de nuestros hijos, destruir y llevarse todo lo que amamos”.

“Jesús nos invita a mirar y contemplar el corazón del Padre. Sólo de aquí podremos redescubrirnos cada día como hermanos… Existe otra condición que nadie podrá cancelar ni aniquilar desde el momento que es puro don: la condición de hijos amados, esperados y festejados por el Padre”.

“Todo esto que es mío es tuyo”, también mi capacidad de compasión, nos dice el Padre. No caigamos en la tentación de reducir nuestra pertenencia de hijos a una cuestión de leyes y prohibiciones, de deberes y cumplimientos. Nuestra pertenencia y nuestra misión no nacerán de voluntarismos, legalismos, relativismos o integrismos, sino de personas creyentes que implorarán cada día con humildad y constancia: “venga tu Reino”.

“Queridos hermanos- concluyó- quiero agradeceros por el modo en el cual dan testimonio del Evangelio de la misericordia en estas tierras. Gracias por los esfuerzos realizados para que vuestras comunidades sean un oasis de misericordia. Os aliento e incito a continuar a seguir creciendo en la cultura de la misericordia, una cultura en la cual nadie mire al otro con indiferencia ni de vuelta la mirada cuando ve el sufrimiento (cfr. Carta Apostólica, Misericordia et misera, 20). Continúen estando junto a los pequeños y a los pobres, a aquellos que son rechazados, abandonados e ignorados, continúen siendo signo del abrazo y del corazón del Padre. Que el Misericordioso y el Clemente- como tan a menudo lo invocan nuestros hermanos y hermanas musulmanes- os refuerce y haga fecundas las obras de su amor”.

Antes de la finalización de la celebración eucarística, el pontífice quiso saludar a las autoridades de Marruecos, “al rey Mohammed VI por su invitación, como también a las Autoridades y a todas las personas que han colaborado por el buen éxito de este viaje”.

Entre los gritos y los saludos, agradecimientos gritados por los presentes, el Papa reafirmó el compromiso de los cristianos por la “fraternidad universal”. Y dirigiéndose a los fieles agregó: “Con estos sentimientos de agradecimiento, deseo alentaros de nuevo a perseverar en el camino del diálogo con nuestros hermanos y hermanas musulmanes y a colaborar también para que se haga visible aquella fraternidad universal que tiene su fuente en Dios. Puedan ser los servidores de la esperanza de la cual el mundo tanto necesita”.