ONU: en Yemen, peligran 40 años de desarrollo económico y social

Los expertos han delineado tres escenarios, dependiendo de si la guerra habrá de concluir en 2019, en 2022 o en 2030. Las repercusiones sobre las infraestructuras, la salud y la población son devastadoras. Las pérdidas económicas van de 88 a 657 millardos. El 71% de los habitantes, en riesgo de extrema pobreza. MSF: hay muchas muertes por complicaciones en el parto.

 


Saná (AsiaNews)- El conflicto en Yemen, que ya ha entrado en su cuarto año, ha generado un atraso en el país “de al menos 21 años” y llevará “decenios” reparar esta situación. Es cuanto surge de un reciente estudio, según el cual la guerra civil “perturbó” el crecimiento y las condiciones de vida de la población. Para los expertos del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (UNDP), si la guerra fuera a terminar antes de 2022 las ganancias en términos de desarrollo humano retrocederán en el tiempo en al menos 26 años. De prolongarse hasta el 2030, 40 años de crecimiento quedarían eliminados.

Llevado adelante por expertos del UNDP y conducido por los investigadores de la Frederick S. Pardee Centre for International Futures, por la Josef Korbel School of International Studies y por la Universidad de Denver, el estudio se titula: “Análisis del impacto de la guerra sobre el desarrollo en Yemen”. En él, se evalúan los efectos del conflicto sobre la Agenda 2030 de desarrollo sustentable y sobre los objetivos que se habían fijados de antemano.

La investigación propone tres escenarios distintos, dependiendo de si la guerra habrá de concluirse en 2019, en 2022 o en 2030, evaluando las repercusiones desde el punto de vista de la población, las infraestructuras, la salud y la educación, además de las condiciones económicas generales. El desarrollo -subraya la representante permanente del UNDP para Yemen, Auke Lootsma- “no solamente se interrumpió, sino que involucionó”. Aún cuando se firmase la paz mañana mismo, agrega, “llevará décadas volver a los niveles previos al conflicto”.   

Las pérdidas económicas en caso de que la guerra llegue a su fin este año, se estiman en 88 millardos de dólares, con una reducción del PIB per cápita equivalente a 2.000 dólares. El cuadro empeora si la guerra llegara a prolongarse hasta el 2030: las pérdidas se estiman en 657 millardos, con un 84% de la población desnutrida y un 71% viviendo en condiciones de extrema pobreza.

Las consecuencias a largo plazo son “enormes” y se perfilan como las “más destructivas” desde el fin de la Segunda Guerra mundial, particularmente en lo que se refiere a la salud. Una situación que es confirmada por el informe titulado “Partos complicados, madres e hijos yemenitas mueren sin atención médica”, que fue publicado ayer por Médicos Sin Fronteras (MSF). El documento muestra que muchas mujeres con complicaciones durante el parto y padres de niños enfermos no pueden acceder a la atención médica de un modo rápido y seguro, y esto a menudo conlleva consecuencias letales.

Entre 2016 y 2018, 36 mujeres y 1.529 niños, 1.018 de ellos neonatos, murieron en el hospital de Taiz Houban, en la gobernación de Taiz y en el Hospital de Abs, en Hajjah. En Taiz Houban, casi un tercio de los niños y neonatos ya estaban muertos cuando ingresaron al hospital.

La guerra en Yemen estalló en 2014 como un conflicto interno entre los gobernantes pro-sauditas y los rebeldes houthi cercanos a Irán. En marzo de 2015 el enfrentamiento se agravó con la intervención de la coalición guiada por Riad, que produjo 10.000 muertos y 55.000 heridos. Organismos independientes fijan el saldo (entre enero de 2016 y fines de julio de 2018) en cerca de los 57.000 decesos. Para la ONU, el conflicto provocó “la peor crisis humanitaria que se haya registrado en el mundo”, con cerca de 24 millones de yemenitas (el 80% de la población) necesitando asistencia humanitaria de manera urgente.

Los niños- soldado serían cerca de 2.500 y la mitad de las jóvenes se casa antes de cumplir 15 años.