Falleció el p. Giovanni Zimbaldi, misionero de los ‘tiempos heroicos’
de Claudio Corti

Habría cumplido 90 años en junio. Trabajó por algunos años en Birmania en Mong Phok. Expulsado en 1966, en 1972 vuelve al sudeste asiático para abrir la misión del PIME en Tailandia. La obra de evangelización entre los Lahu y los Akha.

 


Bangkok (AsiaNews) – Hoy a las 13.30, en la misión de Fang, en el extremo norte de Tailandia, nos ha dejado un misionero “de clase”. El p. Giovanni Zimbaldi, había nacido en junio (en Monza), hace 90 años, fue un misionero que vivió en aquellos que llamamos “los tiempos heroicos”, esto es cuando las comunicaciones eran extremadamente difíciles y se visitaban los pueblos esparcidos por las montañas viajando a caballo por diversos días continuos.

Fue ordenado por el PIME en 1953, inicialmente se lo puso como docente de latín e italiano en el entonces seminario menor del PIME en Vigarolo Lodigiano hasta cuando, en 1956 durante un encuentro con el p. Augusto Lombardi, superior general del PIME, el p. Zimbaldi dice: “Le pido ser destinado a las misiones. No quiero envejecer en las actividades del Instituto en Italia”. El p. Lombardi le preguntó: “¿Cuántos años tienes?”, “27 respondió”. El p. Zimbaldi recordaba que aquel día el p. Lombardi se puso a reír, pero hubo una consecuencia: en junio de ese año lo destinaron a la misión de Kengtung, en Myanmar. Después de un año de estudio de inglés en Detroit, EEUU, el 24 de febrero de 1958 llegaba a rangún, la capital de Myanmar y pocos días después llegaba a Kengtung. Dentro de la gran diócesis de Kengtung, el p. Zimbaldi fue destinado a Mong Phok, a 1.500 metros sobre el nivel del mar, en la frontera con China, que distaba de Kengtung unos cuatro días de camino.  

El p. Zimbaldi permanecerá en aquella misión por 8 años, comprometiéndose en el trabajo de evangelización de la tribu Lahu, fuertemente presente en la zona. En 1966 fue transferido a la misión de Mong Yong que se había quedado sin sacerdote por casi 10 años, visto que el último párroco- el p. Eliodoro Farronato-había sido asesinado por los brigantes. El p. Zimbaldi permaneció en aquel lugar por solo 3 meses, después debe volver a Italia, junto a otros misioneros, siendo que el nuevo gobierno emitió leyes restrictivas contra los misioneros extranjeros.

Una vez que estaba en su patria, el padre es elegido rector del seminario menor del PIME en Vigarolo Lodigiano por 3 años y el 18 de septiembre de 1969, como rector del seminario teológico del PIME en Maryglade, Menphis, (Michigan), por otros 3 años.

En mayo de 1972 recibe una carta de la Dirección General del Instituto con la propuesta de iniciar una nueva actividad misionera en Tailandia junto a los padres Angelo Campagnoli y Silvano Magistrali. El 15 de diciembre del mismo año llega a Bangkok y el 17 de diciembre llega a Chiang Mai, en el norte del país, para iniciar una presencia misionera entre la tribu Lahu en la ciudadela de Fang, en la frontera con Myanmar.

El p. Zimbladi se transferirá definitivamente a Fang el 1° de 1974 y permanecerá hasta su muerte, excepto por 3 años (2006-2008) que vive en la vecina misión de Mae Suay.

En los 45 años vividos en Tailandia, el p. Zimbaldi se dedicó cuerpo y alma a la evangelización de las tribus Lahu y Akha. El fruto de su trabajo es visible a todos. desde el grupito inicial de las 10 familias Lahu, en el lejano 1972, se encontraban en las cercanías de Fang, nacieron 3 misiones-parroquias (Fang, Mae Suay y Ban Thoet Thai) compuestas por un total de casi 100 pueblos (¡por un total de 15 mil personas!).

El p. Zimbaldi prestó mucha atención a la educación de los niños, abriendo las puertas de la misión a centenares de ellos para que pudiesen recibir una educación escolar y cristiana. Los testimonios que llegan en estas horas confirman la pasíón incansable del p. Zimbaldi en el comunicar el Evangelio a través de gestos concretos atentos a las necesidades del cuerpo y del espíritu de las tantas personas que lo han encontrado.

La producción de libros litúrgicos y de catequesis en lengua Lahu y Akha confirman no sólo la cercanía del p. Zimbaldi a la cultura de esas tribus-se las cuales hablaba sus lenguas-, pero sobre todo su atención hacia sus más estrechos colaboradores, o sea sus catequistas, que siempre consideró como su ayuda misionera indispensable. También se prodigó con insistencia para poder tener personas consagradas como colaboradoras, cosa que sucedió en el año 2000, cuando la congregación de la Hermanas de la Presentación aceptó residir en la misión de Fang.

Su deseo de ser sepultado en Fang, entre la gente que siempre amó y sirvió, es el signo más límpido de un misionero que quiso dar toda su vida, hasta la muerte, para testimoniar el Evangelio.