Papa: a los rom y sinti, ciudadanos de segunda clase son aquellos que descarta la gente

El verdadero problema, antes de ser pol´tico y social está a una distancia: “Es este el problema de hoy: si ustedes me dicen que es un problema político, un problema social, que es un problema cultural, un problema de lengua: son cosas secundarias. El problema es un problema de distancia entre la mente y el corazón. Este: es un problema de distancia”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Hay ciudadanos de segunda clase”, “pero los verdaderos ciudadanos de segunda clase son aquellos que descartan a la gente: éstos son de segunda, porque no saben abrazar”. El Papa Francisco se dirigió así a un grupo de 500 rom y sinti recibidos en el Vaticano para un encuentro promovido por la fundación Migrantes, organismo pastoral de la Conferencia episcopal italiana (CEI).

El encuentro inició con algunos testimonios, entre los cuales el del p. Cristian Di Silvio, un gitano que se hizo cura y por el recuerdo del presidente de la CEI, el Card. Gualtiero Bassetti de aquello que hace 30 años le había dicho un amigo suyo rom: “Ve padre-había dicho esta persona rom- las verdaderas distancias no son aquellas kilométricas, porque hoy para alcanzar todos los países de la tierra se hace rápido, pero las verdaderas distancias de hoy son aquellas entre la cabeza y el corazón”.

“De las cosas que he escuchado- dijo Francisco- tantas me han tocado el corazón, pero tomemos una para comenzar, luego llegarán las otras. Esta mamá que habló me tocó el corazón cuando dijo que ella ‘leía, ‘veía’ la esperanza en los ojos de los hijos. Tiene 4, me dijo y esto está bien, pero cuando la esperanza es concreta, como en este caso, en los ojos de los hijos, jamás desilusiona, ¡jamás desilusiona! Cuando la esperanza es concreta, en el Dios verdadero, jamás desilusiona. Las mamás que leen la esperanza en los ojos de los hijos luchan todos los días por la concreción, no por las cosas abstractas, no: hacer crecer a un hijo, darle de comer, educarlo, insertarlo en la sociedad… Son cosas concretas. Y también las mamás-osaría decir- son esperanza. Una mujer que trae un hijo al mundo, un hijo es esperanza, siembra esperanza, es capaz de hacer camino, crear horizontes, de dar esperanza”.

“En ambos testimonios había siempre dolor amargo de la separación: una cosa que se siente en la piel, no con las orejas. Te dejan de lado, te dicen: ‘Sí, sí, tú pasas, pero quédate allí, no me toques’”.

“Una cosa que me hace enojar es que estamos acostumbrados a hablar de la gente con los adjetivos. No decimos: ‘Esta es un persona, esta es una mamá, este es un joven cura”, pero: éste es así, éste es así…’ Ponemos adjetivos. Y esto destruye, porque no deja que surja la persona. ésta es un persona, ésta es otra persona, ésta es otra persona. Los niños son personas. Todos. No podemos decir: son así, son feos, son buenos, son malos. el adjetivo es una de las cosas que crea distancias entre la mente y el corazón, como dijo el Card. Bassetti. Y es este el problema de hoy. Si ustedes me dicen que es un problema político, un problema social, un problema cultural, un problema de lengua: son cosas secundarias. El problema es un problema de distancia entre la mente y el corazón. Éste: es un problema de distancia. ‘Sí, sí, tú eres una persona, pero lejos de mí, lejos de mi corazón’ Los derechos sociales, los servicios sanitarios: ‘Sí, sí, pero haga la cola...No, antes esto, luego esto’. Es verdad, hay ciudadanos de segunda clase, es verdad. Pero los verdaderos ciudadanos de segunda clase son aquellos que descartan a la gente: éstos son de segunda clase, porque no saben abrazar. Siempre con el adjetivo sacan afuera, descartan y viven descartando, viven con la escoba en la mano echando afuera a los otros o con las habladurías o con otras cosas. En cambio el verdadero camino es el de la hermandad:

“Ven, luego hablamos, pero ven, la puerta está abierta’. Y todos debemos colaborar”.

“Ustedes pueden tener un peligro…- todos siempre tenemos un peligro-una debilidad, digamos así, la debilidad quizás de dejar crecer el rencor. Se entiende, es humano. Pero les pido, por favor, el corazón más grande, más largo aún: nada de rencor. E ir adelante con la dignidad: la dignidad de la familia, la dignidad del trabajo, la dignidad de ganarse el pan de cada día- es ésto lo que te hace ir adelante-y la dignidad de la oración. Siempre mirar adelante. Y cuando llega el rencor, déjala allí, luego la historia nos hará justicia. Porque el rencor hace enfermar todo: enferma el corazón, la cabeza, todo. Enferma a la familia y esto no está bien, porque el rencor te lleva a la venganza: ‘Tú haces así…’. Pero la venganza, yo creo que no la inventaron ustedes. En Italia hay organizaciones que son maestras en la venganza, ¿Ustedes me entienden bien, no? Un grupo de gente que es capaz de crear la venganza, de vivir en la complicidad: este es un grupo de gente delincuente; no la gente que quiere trabajar”.

“Ustedes van adelante con la dignidad, con el trabajo… Y cuando se ven las dificultades, miren hacia lo alto y encontrarán allí que nos están mirando. Te mira. Hay Uno que te mira antes, que te ama, Uno que tuvo que vivir en en los márgenes, desde niño, para salvar su vida, escondido, prófugo. Uno que sufrió por tí, que dio la vida en la cruz. Es Uno, como hemos escuchado en la Lectura que túa has hecho, que va buscándote para consolarte y alentarte para ir adelante. Por esto les digo: nada de distancia; a ustedes y a todos: la mente con el corazón. Nada de objetivos, no: todas son personas, cada uno merecerá el propio adjetivo, pero no adjetivos generales, según la vida que haces. Hemos escuchado un hermoso nombre, que incluye a las mamás; es un hermoso nombre este: ‘mamá’. Es una cosa bella”.