La denuncia del primado caldeo. Los ejemplos de dos docentes cristianos que fueron “ignorados” por motivos confesionales. Compete a los líderes políticos “poner a un lado las diferencias” y hacer frente “al extremismo”, un “pecado mortal”. El problema de los cristianos sometidos a los dictámenes de las cortes islámicas.
Bagdad (AsiaNews) - Los líderes iraquíes y las “potencias” políticas que dominan en el panorama nacional deben poner a un lado las diferencias” y ser una sola “voz de moderación, tolerancia y soberanía nacional”. Es lo que escribe el patriarca caldeo, Card. Louis Raphael Sako, en un mensaje cuyo centro son las “minorías y migraciones”. En su misiva, que fue enviada a AsiaNews, el prelado invita a las cúpulas religiosas e institucionales del país a “eliminar de raíz” los problemas que son fuente de “divisiones”. “En particular -advierte el purpurado- el extremismo de matriz confesional, que alimenta la violencia”.
Al analizar la espiral de violencia surgida a partir de la invasión de los EEUU en el 2003 y hasta el ascenso del Estado Islámico (EI, ex ISIS), el Card. Sko subraya que “los crímenes cometidos en nombre de Dios y de la religión” son “pecados mortales”. Para contener la deriva [extremista], prosigue, el gobierno iraquí debe “poner en marcha reformas fundamentales, entre ellas: la aplicación de la ley sin resquemores ni favoritismos; el desarme de las milicias; garantizar la seguridad y la estabilidad; combatir el extremismo, la desocupación y la corrupción”.
La Constitución iraquí debe garantizar el respeto de una “coexistencia pacífica” a pesar de las “diversidades” que caracterizan el país, adoptando “políticas” que promuevan “los valores de la ciudadanía” y del bien común. Una Carta inspirada “en los principios de la la libertad, la dignidad, la democracia, la justicia social y las relaciones entre todos los ciudadanos, sin hacer distinciones de fe, cultura o etnia”. Y que “promueva la coexistencia con los musulmanes”.
Sin embargo, los principios y las buenas intenciones suelen chocarse con una realidad
habitada por la marginación y la discriminación contra las minorías, incluyendo aquella cristiana, como recuerda el purpurado, dando un par de ejemplos. “Maryam Maher - cuenta - es una joven cristiana graduada, que fue incorporada a las listas del Ministerio de Educación e Investigación Científica, como parte de los diplomados del Año académico 2016-2017, con la recomendación de otorgarle un rol. Sin embargo, hasta el momento, su nombre ha sido ignorado deliberadamente, ¡solo porque es cristiana!”.
Otro ejemplo, continúa el primado caldeo, “es la publicación de un Carta oficial del secretario general del Consejo de Ministros, Mahdi Mohsen Al-Alak”, que el 27 de enero pasado “pidió reemplazar al rector de la universidad de Hamdanyia con un profesor cristiano, más eficiente. Hasta ahora, esta decisión todavía no ha sido implementada”, y también en este caso, debido a motivos confesionales. Estos son dos ejemplos entre muchos, advierte, de la “debilidad institucional a nivel de la justicia, igualdad y competencia por intereses personales que van en detrimento de la integridad y los principios”.
Los cristianos han desarrollado un rol destacado en el proceso de “enriquecimiento” del panorama social, económico y cultural de Irak, brindando contribuciones en el sector de la Educación, la administración pública y los servicios sociales. Una diversidad que “ha creado un mosaico étnico, religioso, cultural y lingüístico” de gran valor”. Sin embargo, en los últimos años, en parte debido al ascenso del ISIS y a sus masacres, que han sido “peores que las de la Primera Guerra mundial” con el genocidio armenio, asirio y caldeo, y las consecuentes migraciones, la población cristiana ha quedado reducida y hoy apenas llega a ser un mísero 2% del total.
“Las leyes iraquíes -afirma el Card. Sako- deben garantizar las condiciones adecuadas para la obtención de la ciudadanía plena, para los cristianos y las demás minorías religiosas, junto a la libertad religiosa de practicar el culto libremente. Incluso más, ellos deben preservar el patrimonio arqueológico, los monumentos históricos como parte integrantes de la civilización iraquí, para que puedan continuar viviendo con plena dignidad”.
Por último, el purpurado recuerda que, a diferencia de los musulmanes, los cristianos y las demás minorías no tienen “tribunales especiales” y por tanto muchas veces deben someterse a los dictámenes “de las cortes islámicas para cuestiones espirituales o de fe, de matrimonio o de herencias”. Me pregunto por qué no se aplica el derecho civil para todos los iraquíes”.