Los rebeldes Naga y los Wa, enfrentados con el ejército

Según los expertos, los primeros no representan una gran amenaza para las tropas del gobierno: su número es reducido y son poco proclives a la lucha armada. Los segundos, por el contrario, revisten un rol crucial para el proceso de paz en Myanmar: tienen la libertad de gobernar el territorio y sacan a relucir sus estrechos lazos con Beijing.


Rangún (AsiaNews) – Los rebeldes del National Socialist Council of Nagaland-Khaplang (NSCN-K), sobre la frontera entre Myanmar y la India, no firmarán el Acuerdo Nacional para el Cese del Fuego (NCA) con el gobierno de Naipyidó. Así lo anunció ayer Joseph Lam Kan, responsable de relaciones externas del NSCN. A pesar que los milicianos juran que están dispuestos “a combatir hasta el último aliento”, según los expertos, su rol dentro del proceso de paz en Myanmar sigue siendo marginal. La reconciliación del país pasa más bien por las delicadas relaciones entre el Tatmadaw (el ejército birmano) y una de las agrupaciones rebeldes más numerosas y mejor organizadas: el United Wa State Army (UWSA).

La comunidad Naga se distribuye a ambos lados de la frontera indo-birmana. Más del 90% de sus miembros declara ser cristiano y su población cuenta con cerca de 400.000 personas en Myanmar. En la India, los Naga sumán más de 3 millones. En guerra con los gobiernos de Naipyidó y de Nueva Delhi, los rebeldes del NSCN-K luchan por la independencia del “gran Nagaland”. Reactivados en el pasado mes de enero, los enfrentamientos armados con las tropas del gobierno han interrumpido una tregua que estaba vigente desde el 2012. El ejército birmano ha lanzado una ofensiva y ha tomado el control del municipio de Nanyun, donde se encuentra el cuartel general de los insurrectos. A diferencia de otros grupos étnicos en guerra con el gobierno birmano, la población Naga es demasiado escasa y poco proclive a la lucha armada como para sostener el esfuerzo bélico el NSCN-K.  

Considerado como el mayor ejército étnico de Myanmar, el UWSA, en cambio, controla dos regiones montañosas en el Estado oriental de Shan, en la frontera con China. Y lo que distingue al UWSA de otros grupos étnicos es su libertad para gobernar sus territorios, desde que se firmó el cese del fuego con Naipyidó, en 1989. El objetivo de la milicia es llegar al reconocimiento de un Estado autónomo, pero no independiente. Sus fuerzas se estiman en 30.000 soldados y 10.000 refuerzos auxiliares. Y los WA también pueden contar con sus históricos lazos de amistad con China.

Hace más de un mes que el UWSA ocupa el centro de una polémica con el Tatmadaw: el ejército de Myanmar acusa al grupo armado de actuar como un gobierno paralelo. El contencioso surge a raíz de la ostentación de la formidable fuerza militar que el UWSA ejerció con ocasión de un desfile (foto) en Panghsang (la ciudad cabecera de la región WA). El evento se llevó a cabo el 17 de abril pasado, como parte de las celebraciones por el trigésimo aniversario del acuerdo con el gobierno. La cúpula del UWSA actualmente rechaza las acusaciones contra sus fuerzas, alegando que se trata de un “malentendido”. En un comunicado difundido hoy, afirman que “las celebraciones no deben ser leídas como una equiparación a las fuerzas del gobierno”. Nyi Rang, vocero del grupo, en sus declaraciones al Irrawaddy sostiene: “No pretendían provocar a nadie. Consideramos que [los militares] se están equivocando. Tenemos un gran ejército, y esto también será una ventaja para el país”: palabras que, para algunos, suenan como una amenaza velada.