Los obispos contra el dique chino: En peligro la paz, desarrollo y sustentabilidad

El dique de Myitstone sería el primero en bloquear el río Irrawaddy, cuna de la civilización de Myanmar. Beijing presiona por la reapertura de los trabajos de construcción. La comunidad Kachin se bate para cancelar el proyecto. El Card. Charles Maung Bo lo definió como “una condena a muerte” para Myanmar.

 


Rangún (AsiaNews)- Detener la construcción del dique de Myitstone  para asegurar la paz en la región, medio de subsistencia sustentable para millones de agricultores y un futuro fundado sobre la prosperidad: la Conferencia episcopal de Myanmar (CBCM) difundió hoy un pedido en el cual invita al gobierno y a China a rever el imponente proyecto en la confluencia de los ríos Mali y N´Mai. En el Estado septentrional de Kachin, los 2 cursos de agua se unen para formar el Irrawaddy. Controlado por la China State Power Investment Corp., la instalación de 6.400 megavatios- y del valor de 3,6 millardos de dólares estadounidenses. sería el primer dique que bloquearía al río, considerado como la cuna de la civilización de Myanmar.

“Nuestro pedido- explican los obispos-no es sólo para los pueblos del Estado Kachin, sino para todos nuestros hermanos y hermanas de cada parte de Myanmar, cuya historia es la misma de la madre sagrada Irrawaddy. . (…) Con espíritu de cooperación y urgencia de promover una paz duradera en Myanmar, publicamos esta declaración, auspiciando que nuestro grito de esperanza pueda contribuir a un mayor concordia en nuestra tierra Madre”.

Activistas, exponentes de partidos pol´ticos, líderes religiosos, movimientos civiles y ciudadanos de la comunidad Kachin en varias ocasiones han manifestado su contrariedad al proyecto. El Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún y presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC), lo definió como “una condena a muerte para la población de Myanmar”. El aislamiento internacional que siguió la crisis humanitaria de los rohinyá, alentó a Myanmar a depender siempre más del apoyo político y económico de China. En los últimos meses, las vacilaciones de Aung San Suu Kyi han alimentado la preocupación que su gobierno pueda pronto sucumbir a las presiones de Beijing.

“El pueblo de Myanmar- declaran los prelados- mostró unidad en el resistir a las potencias extranjeras que tratan de aprovechar de la vulnerabilidad del país, ejercitando presiones internacionales. Los birmanos defienden el principio que los recursos naturales de Myanmar pertenecen a su pueblo y que su consentimiento informado no es un prerrequisito para cualquier acuerdo sustentable sobre el compartir los mismos recursos; además para cualquier buen relación sustentable con nuestros vecinos”.

En su pedido, los obispos citan “los efectos catastróficos” que el dique produciría sobre la vida de las personas y la “herida mutilante” que ella infligiría en la flora y la fauna del Irrawaddy. “Para una paz duradera en la región-afirman-, el río Irrawaddy debe ser dejado intacto. Los beneficios económicos prometidos no están a la altura de las perturbaciones sociales y ecológicas que seguramente surgirían. (...) La paz así se convierte en un sueño lejano. (...) Nosotros, en cuanto obispos, continuaremos trabajando con la población de Myanmar, el gobierno y las otras partes interesadas para construir una nación basada sobre la paz y la comprensión. Nuestra finalidad es el bien más grande para un número mayor de personas. El dique desviará seguramente de este objetivo”.