Activistas iraníes: las consecuencias ‘devastadoras’ del conflicto entre Washington y Teherán

En una carta, 116 personalidades que viven en el país y en el exterior hacen un llamamiento, advirtiendo sobre el peligro de una guerra y la crisis desencadenada por las sanciones. Un conflicto brindaría el pretexto para dar rienda suelta a una línea dura y para reprimir el activismo y el disenso. Los resultados serían ‘desastrosos’ para millones de personas en toda la región. Presidente iraquí: “No queremos otra guerra”.


Teherán (AsiaNews) - En respuesta a la escalada de tensión entre Teherán y Washington, que golpea ante todo a la población, tal como fue confirmado ayer a AsiaNews por un sacerdote iraní, más de cien activistas e intelectuales de la República islámica lanzan un nuevo llamamiento por la paz. Se trata de un documento al que han adherido personalidades que viven tanto en el país como en el exterior, y que alerta acerca de las consecuencias “devastadoras” de un nuevo conflicto militar en la región. 

Promovido por United for Iran y por el Center for Human Rights in Iran, el documento afirma que una acción militar detonaría una aceleración de la crisis humanitaria e impactaría en los derechos” a tal punto, que solo terminaría “desestabilizando aún más” un Oriente Medio que ya atraviesa una crisis. 

Entre las 116 personas que firman el documento, el cual sucede a iniciativas análogas difundidas en el pasado reciente, se cuentan activistas, abogados, periodistas e intelectuales que hace tiempo abogan por la defensa de los derechos humanos y las libertades civiles de los ciudadanos iraníes. Entre ellos hay quienes viven en la República islámica y que han decidido poner en peligro su libertad -y su vida- para impulsar nuevamente un compromiso civil y pacífico. 

Cabe recordar entre los firmantes a: Firuzeh Mahmoudi, director ejecutivo de United for Iran; Maryam Mazrooei, fotógrafo de guerra y periodista; al docente e intelectual Negar Mottahdeh; Sabra Rezai, activista por los derechos de las mujeres; al cineasta Afsaneh Salari; al activista político Emad Bahavar; al defensor de los derechos humanos Reza Fani Yazdi; y a Hadi Ghaemi, director ejecutivo del Center for Human Rights in Iran

En la carta, los que firman recuerdan “conocer a fondo” los problemas de la República islámica, “incluidos los desafíos en materia de derechos humanos y corrupción” en algunos sectores de gobierno. “Siempre nos hemos enfrentado a las autoridades por sus abusos de poder y por las políticas opresivas” -agregan-. “Y es “teniendo en cuenta esta perspectiva”, que ellos advierten acerca de los “peligros” ínsitos de una guerra.  

Una acción militar contra Irán, prosiguen, tendría consecuencias “desastrosas” para millones de personas comunes y corrientes, que vendrían a sumarse a la crisis que ya rige, desatada por las sanciones, lo cual terminaría agudizando “la violencia sectaria y los choques entre la población civil”, incluso en los países limítrofes. Muchos activistas temen que una guerra brindaría el pretexto al ala radical fundamentalista interna, respaldada por las fuerzas de seguridad, para exacerbar la represión y silenciar las voces disidentes y de cuantos luchan por los derechos.

Advierten que “Un enfrentamiento militar crearía enormes daños en materia de derechos humanos”. Es por eso que hacen un llamamiento “a todas las partes y a los actores internacionales” para que tomen “medidas inmediatas y claras para prevenir el conflicto”. El impacto de cualquier acción militar, tal como hemos visto en los países vecinos, sería devastador. Solo colaboraría -concluyen- para desestabilizar aún más a una región que ya de por sí atraviesa dificultades”.  

La voz de alarma que difunden los activistas iraníes es compartida por el presidente iraquí   Barham Saleh, que ayer pronunció un durísimo discurso en el marco de una visita oficial a Londres, exigiendo a la comunidad internacional que se haga cargo de sus responsabilidades. Irak, dijo, no quiere ser arrastrado a otro conflicto en el Oriente Medio, luego de haber vivido “cuatro décadas de desafíos y desórdenes”, y es por ello que “no queremos vernos involucrados en otra guerra”. 

En un conflicto entre Teherán y Washington, Irak, según su presidente, terminaría convirtiéndose en un “escenario entre las partes beligerantes” y es por eso que pide a todos “aplacar los ánimos”. 

Reclamando la importancia de la “estabilidad”, Saleh afirma que “aún no ha terminado” la guerra contra el Estado Islámico (EI, ex ISIS) y reafirma el deseo de mantener un trato de buenos vecinos con Irán, mientras que Estados Unidos sigue siendo “un socio importante” para Bagdad. Irak, concluye, debe dejar de ser un campo de batalla para transformarse “en un área de comercio, de desarrollo de infraestructuras y de trabajo para las generaciones jóvenes”.