En la ONU, Riad elogia las polĂ­ticas (represivas) de China contra los uigures

Arabia Saudita ha suscripto una carta enviada a las Naciones Unidas, en la cual se manifiesta el apoyo a las políticas adoptadas en materia de Seguridad. En realidad, éstas enmascaran persecuciones y abusos sobre la minoría musulmana. Entre los que firman el documento se cuentan Filipinas, Myanmar, Rusia y los países del Golfo. 

 


Ginebra (AsiaNews) - Riad ha suscripto una carta enviada a las Naciones Unidas en la cual se manifiesta el apoyo a China en las políticas represivas adoptadas respecto a la minoría musulmana uigur, en la región de Xinjiang, en el oeste del país. Junto con Arabia Saudita, custodio de los lugares santos del islam, otros 36 Estados se muestran a favor de la línea dura; entre ellos, Rusia y las Filipinas. 

Según surge de una investigación llevada a cabo por la agencia Reuters, a diferencia de las críticas de numerosas naciones occidentales, sería precisamente Arabia Saudita, cuna del islam y lugar natal de Mahoma, la que avala las políticas represivas de China contra la comunidad musulmana dentro de sus fronteras. El apoyo a Beijing es una respuesta a la condena presentada anteriormente por 22 embajadores en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por las “persecuciones” y “arrestos arbitrarios” de millones de musulmanes.  

En la carta firmada por Riad, donde se sostiene a Beijing, se elogian los “notables avances” de China en materia de derechos humanos. “Frente a los graves desafíos que plantean el terrorismo y el extremismo religioso -se lee en la misiva- China ha tomado una serie de medidas contra el terrorismo y a favor de la desradicalización en Xinjiang, que incluyen el alistamiento de centros de instrucción y capacitación”.

Los uigures, una etnia de habla turca turca que habita en Xinjiang, reclaman desde hace décadas una mayor autonomía política y económica. Beijing los acusa de separatismo, justificando así la política de control militar. En los últimos meses, la ONU llegó a acusar a Beijing de haber alistado campos de concentración donde lleva adelante un lavado de cerebro. El país del dragón se defiende diciendo que estos campos no son más que lugares de adiestramiento profesional para la población, que vive encerrada en ellos.  

Recientemente, la plana de dirigentes china reforzó la represión, arrasando con los edificios históricos de la región. En los últimos dos años, las mezquitas fueron afectadas de diversa manera, ya sea con el retiro de partes como portones o cúpulas o bien demoliendo el edificio entero. Una política de represión que se ha aplicado tanto al islam como a otras religiones, sobre todo a la cristiana, y que apunta a “sinizar” el culto. 

En el pasado ya se habían dado profundas divisiones entre las naciones con población mayoritaria musulmana, en relación con las políticas chinas hacia los uigures. En la carta enviada a las Naciones Unidas se elogia el retorno de la seguridad a Xinjiang y la “salvaguarda” de los derechos humanos fundamentales de todos los grupos étnicos, e inclusive de los musulmanes. Por último, la misiva recuerda que en los últimos tres años no se han registrado atentados terroristas en la región y que las personas han podido beneficiarse de un renovado clima de felicidad, confianza y seguridad.   

Además de Arabia Saudita y Rusia, la carta a favor de China ha sido firmada por los embajadores de varias naciones africanas y de Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Myanmar, Filipinas, Siria, Pakistán, Omán, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin. Estos últimos países representan al bloque de los Estados del Golfo y son en su mayor parte naciones musulmanas.

Beijing, a través de su representante en la ONU, manifestó aprecio y gratitud por el apoyo recibido de los países firmante