Al menos dos tercios son mujeres o niños. Para el enviado especial de las Naciones Unidas, la lucha contra el “terrorismo” no justifica poner en grave peligro a la población. Se está estudiando una resolución para el cese del fuego en la región. Moscú se dispone a ejercer su derecho al veto. Hay 400.000 desplazados; la mitad de ellos vive a la intemperie o en refugios improvisados.
Damasco (AsiaNews/Agencias) - Las operaciones de “antiterrorismo” que lleva adelante Damasco con el apoyo de su aliado, Rusia, en el contexto de la ofensiva en Idlib, último bastión de los yihadistas y rebeldes, no puede justificar que se ponga en peligro a tres millones de civiles, que arriesgan la vida. Es el alerta que lanzó ayer el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, durante un encuentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el Palacio de Vidrio de Nueva York.
El diplomático subrayó que los ataques extremistas “deben terminar”, pero destacando al mismo tiempo que las operaciones militares “no pueden poner en peligro a tres millones de civiles”, que deben gozar de “una protección, en virtud del derecho humanitario”. Por ello, todas las actividades que provocan “muertos y desplazados”, en lo que respecta a la población, “deben cesar de inmediato”.
Según las estimaciones de las Naciones Unidas, desde el inicio de las hostilidades en el noroeste de Siria, en abril, se han registrado más de 550 víctimas entre la población civil y hasta 400.000 desplazados. Al menos la mitad de las personas que han tenido que abandonar sus casas vive a la intemperie o bajo los árboles, en refugios improvisados e inadecuados, ya que comienza a hacer frío.
Por iniciativa de Bélgica, Kuwait y Alemania, el Consejo de Seguridad de la ONU deberá votar -pero la fecha aún debe establecerse- una resolución que obliga al cese inmediato del fuego en el noroeste de Siria. A esto se suma la necesidad de proteger todas las instalaciones de la población civil y, sobre todo, las clínicas médicas y los hospitales. El texto prevé la posibilidad de que se brinde acceso al apoyo humanitario, sin restricciones, en todo el territorio nacional.
Estas iniciativas parecen exasperar a Moscú, aliado de Damasco en suelo sirio. Dmitri Polyanskiy, embajador adjunto de Rusia en la ONU, resalta su “impresión” de que “cada vez que hay iniciativas militares en el campo de batalla” hay “proyectos como este”, que apuntan a poner un freno a la lucha contra los terroristas y yihadistas. El Kremlin se reserva el derecho de estudiar a fondo el texto y a ejercer eventualmente su derecho al veto, como ya lo ha hecho decenas de veces en el pasado.
Para referirse a la cuestión de la intervención también tomó la palabra el secretario general adjunto de las naciones Unidas, Mark Lowcock, quien subrayó que el Consejo de Seguridad “puede tomar medidas” para “proteger a los civiles y asegurar el pleno respeto del derecho humanitario internacional”. Luego recordó que de los tres millones de civiles que se encuentran sitiados y cuyas vidas corren peligro en la provincia de Idlib, las mujeres y niños representan aproximadamente dos tercios. “No hay ninguna justificación”, concluyó el alto diplomático de la ONU, para atacar hospitales, escuelas, mercados y plantas depuradoras o de tratamiento.