Sacerdotes rusos en defensa de los derechos de los manifestantes arrestados
de Vladimir Rozanskij

Más de 80 miembros del clero del patriarcado de Moscú critican a la policía por los métodos violentos y por las injustas encarcelaciones. Entre los firmantes, Oleg Batov, de la facultad de teología en la universidad moscovita de física nuclear y sacerdotes ligados al testimonio del difunto p. Alexandr Men, el “padre espiritual” del disenso en el régimen ateo del pasado. Cartas abiertas también de parte de los docentes y de abogados. El freno y la ironía del Patriarcado de Moscú.

 


Moscú (AsiaNews)- Una carta abierta en defensa de los manifestantes arrestados en las pasadas semanas en los cortejos de protesta para obtener “elecciones democráticas” en el Parlamento de Moscú dirigida a las autoridades de la Federación.

La carta, publicada el 17 de septiembre, está firmada por un grupo de sacerdotes de la Iglesia ortodoxa rusa. Al inicio había sólo 30 firmas; después de una jornada ya eran 80 y crecen de hora en hora. En el texto se expresa preocupación por las medidas punitivas que según los sacerdotes no deben ser excesivas, sino “conmensuradas a la violación de la ley”.

La carta inicia con una citación profética (Miqueas 6,8) que amonesta al hombre a “practicar la justicia”, y la advertencia al “deber pastoral de practicar la caridad hacia los reclusos”, y pide “revisar la decisión del tribunal en lo que respecta a la durada de la detención” aplicada a los miembros del así llamado “asunto moscovita”, o sea la ola de protestas de las pasadas semanas. Se citan casos específicos, como el de Konstantin Kotov que “no cometió ningún acto de violencia” contra los policías u otros ciudadanos, cuya única culpa fue la de tratar de interceder por los otros arrestados, mostrando un cartel con las palabras del difunto p. Aleksandr Men: “La misericordia es todo a lo que aspiramos”. Kotov fue condenado a 4 años de lager. 

Los autores de la carta expresan todo su estupor, compartido por gran parte de la opinión pública, por el rechazo de los jueces de usar como pruebas las videograbaciones realizadas por muchas personas durante los eventos incriminados, de los cuales resulta evidente el comportamiento pacífico de los arrestados, frente a las violencias injustificadas de los policías. El riesgo es que “la población pierda la confianza en el sistema judicial ruso” y que cree un sistema tan represivo que usa medios para “atemorizar” a los pacíficos ciudadanos, un clima de terror que fácilmente evoca los trágicos períodos del pasado soviético.  

Quien firma por primero y es el iniciador de pedido es el protoierej Oleg Batov, sacerdote y teólogo que fundó la cátedra de teología en la universidad moscovita de física nuclear, uno de los hombres más importantes del patriarcado en los últimos años. Entre los otros firmantes están diversos exponentes de las comunidades relacionados con la memoria del p. Aleksandr Men, el “padre espiritual” del disenso contra el régimen ateo del pasado, como  su principal heredero, el p. Aleksandr Borisov, o el p. Ioann (Giovanni Guaita), cura ítalo-ruso que había recibido a algunos jóvenes manifestantes en la iglesia de los Santos Cosme y Damián en el centro de Moscú. También algunos sacerdotes rusos en servicio en Europa han firmado, entre los cuales algunos que recientemente se han pasado del Exarcado ruso europeo al Patriarcado de Moscú, como el p.  Vladimir Zelinskij, en servicio en Brescia. A ellos se agregan continuamente nombres de tantos sacerdotes y monjes de todas partes de Rusia. 

La única reacción del patriarcado de Moscú a la carta abierta es una declaración del vocero

L’unica reazione del patriarcato di Mosca alla lettera aperta è una dichiarazione del Vakhtan Kipshidze, según el cual “la Iglesia tiene el derecho a la compasión, en el específico el derecho de interceder por los condenados y lo utiliza activamente, sobre todo en modalidad privada”. Ël invita a los sacerdotes a “juntar fondos para pagar buenos abogados, más que gastar palabras al viento”. Tal declaración provocó varias reacciones de protesta por el “tono burlón contra tantos respetables sacerdotes”, como escribió uno de los profesores de Kipshidze en la academia diplomática de Moscú. 

La carta de los sacerdotes está estimulando otras posiciones públicas: se está difundiendo una carta análoga de los docentes de la escuela superior, que ya llegó a 800 firmas y hasta una carta de los abogados, sobre la cual todavía no difundieron las estadísticas.