La nueva reserva se encuentra en la provincia sudoccidental de Juzestán y tiene un área de 2400 km2. China e Irán han firmado un acuerdo de colaboración económica y comercial por 400 millardos de dólares. Inversiones en energía e infraestructuras. Los Emiratos invitan a la República Islámica a una mesa de negociaciones para aplacar la tensión en la región.
Teherán (AsiaNews/Agencias) - Un nuevo yacimiento petrolífero en el sudoeste del país, con un potencial capaz de aumentar en al menos un tercio las reservas totales. Es lo que anunció ayer el presidente iraní Hassan Rouhani, quien afirmó que la ingente reserva se halla en la provincia de Juzestán, y abarca un área de 2400 kilómetros cuadrados, que podría contener hasta 53 millardos de barriles de crudo.
“Los trabajadores y los encargados de la exploración de la compañía petrolera nacional iraní - subrayó ayer Rouhani, en un discurso pronunciado en la ciudad central de Yazd, transmitido por tv - han descubierto un yacimiento con reservas equivalentes a 53 millardos de barriles”. Las entradas del petróleo, agregó luego, podrán incrementarse en 32 millardos de dólares “si la tasa de extracción aumenta apenas un 1%”.
La República islámica es la cuarta nación del mundo en términos de reservas de petróleo y la segunda en reservas de gas. En enero del 2018 las reservas estimadas en términos de barriles de petróleo llegaban a 157 millardos de barriles. “Me dirijo a la Casa Blanca - concluyó el presidente - para decirles que, en el momento en que ustedes aplican sanciones sobre el petróleo iraní, los operarios e ingenieros de la compañía nacional han sido capaces de descubrir 53 millardos de barriles”.
Rouhani alude a la decisión tomada por Donald Trump en mayo de 2018, de retirarse del acuerdo nuclear (JCPOA) del 2015 e introducir las sanciones más duras de la historia. Washington luego ha reforzado la presencia militar en la zona y ha aniquilado las exportaciones de petróleo de Irán, perjudicando a la población y desatando una gravísima crisis económica.
Para contener los efectos de las sanciones de los EEUU, la República Islámica se ha volcado a China, reforzando la colaboración económica y comercial, sobre todo en el campo energético y en infraestructuras. Una prueba de ello es el acuerdo firmado al término de una visita oficial a Beijing por parte del ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, en base al cual Beijing coloca sobre el plato de la balanza un plan de inversiones por 400 millardos de dólares.
Un proyecto ambicioso, que constituye el plan de inversiones más importante que el país del Dragón haya realizado jamás en una nación extranjera, como parte de la Belt and Road Initiative (BRI). Según las primeras informaciones, el proyecto de desarrollo prevé inversiones chinas por 280 millardos en el sector del petróleo y del gas natural. Otros 120 millardos serían destinados a reforzar la red de transporte e infraestructuras durante los primeros cinco años en que rija el acuerdo. A cambio de ello, Beijing tendrá un canal preferencial para decidir si participar o no en los proyectos petroquímicos que emprenda la República Islámica a futuro.
Por último, en el frente diplomático, los Emiratos Árabes Unidos han invitado a Irán a participar de una mesa de negociaciones con las potencias mundiales y los gobiernos de la región, a fin de alcanzar un “nuevo acuerdo” que pueda aplacar la tensión que rige en el área medio-oriental. “Las nuevas escaladas - resaltó el ministro de Estado de los EAU que se ocupa de Relaciones Exteriores, Anwar Gargash - no sirven a nadie y creemos firmemente que hay un espacio para el logro de una diplomacia colectiva”. Finalmente, advirtió sobre los riesgos de una “elección equivocada”, entre una guerra y un acuerdo atómico “imperfecto”.
La semana pasada, el presidente iraní había escrito una carta dirigida al rey de Arabia Saudita y al del Bahrein, invitándolos a reunirse y confrontarse en un diálogo orientado a la “paz y estabilidad”.