Lacrimógenos, proyectiles e hidrantes contra piedras y molotov: escenas de guerra en la universidad china de Hong Kong
de Paul Wang

Varios enfrentamientos, que duraron horas, culminaron con al menos 60 heridos. Los intentos de pacificación del vicecanciller Rocky Tuan. La policía sostiene que “ya no es hora de negociar ni dialogar”. Mensaje urgente de Mons. Joseph Ha: que la policía se detenga; que los jóvenes velen por su vida. 


Hong Kong (AsiaNews) – La universidad china de Hong Kong, ubicada en la zona de Shatin (Nuevos territorios) se convirtió en un campo de batalla durante todo el día de ayer. Hasta el anochecer, la policía lanzó cientos de gases lacrimógenos, proyectiles de goma y utilizó camiones hidrantes con sustancias irritantes contra los estudiantes que, a su vez, arrojaban piedras, bombas molótov y levantaban barricadas para detener el avance de las fuerzas del orden. 

En el día de hoy, muchas universidades han quedado bajo la mira, entre ellas, la City University, la Science and Technology y la Chinese University (CUHK). Para la policía, es claro que la espina dorsal del movimiento anti-extradición – que ya se ha transformado en un movimiento en favor de la democracia, que exige la renuncia de la cúpula policial  – son los jóvenes universitarios. Una estadística elaborada hace algunos meses arrojó que el 60% de los participantes en las manifestaciones está conformado por jóvenes menores de 29 años. 

En las primeras horas de la tarde, la policía irrumpió en el campus de la CUHK y arrestó a varios jóvenes. Los agentes luego permanecieron de guardia en el Puente Nro. 2, un puente elevado que cruza la autopista, acusando a los jóvenes de alterar el tráfico porque lanzaban objetos contundentes y bombas molotov hacia la calle. 

A las 17 horas se presentó en la universidad el vicecanciller Rocky Tuan (foto 2). Junto a otras personalidades académicas, él trató de llegar a un diálogo entre los estudiantes y la policía. Logró pactar la retirada de la policía, con la promesa de que no se lanzarían objetos desde el puente. Por su parte, los jóvenes pidieron que fueran liberados todos los compañeros arrestados durante la tarde. Sin embargo, cuando Tuan se disponía a conversar con la policía para comunicar el visto bueno de los jóvenes, los agentes comenzaron a lanzar ráfagas de gases lacrimógenos. Un oficial de la fuerza gritó: “No es hora de negociar ni dialogar”. Varias personalidades académicas juran que en las horas en que se procuraba el diálogo, ningún joven había lanzado piedras o bombas molotov. En la lluvia de gases lacrimógenos, el vicecanciller Tuan tuvo que buscar un refugio para ponerse a salvo y ser trasladado del lugar. Según las primeras estimaciones, al menos 60 personas resultaron heridas. 

Con el gesto de la policía, parece que se ha llegado a la hora de la verdad. Además, cabe destacar que en la conferencia de prensa brindada ayer por la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, ella no dio ninguna esperanza, cuando dijo que pensar que el Ejecutivo vaya a responder a las cinco peticiones del movimiento es un mera ilusión (“wishful thinking”)”.

Hacia las 21 hubo un mensaje urgente del obispo auxiliar de Hong Kong, Mons. Joseph Ha, quien, a través de Facebook, pedía a la policía detenerse urgentemente y rogaba a los estudiantes que velaran por su “seguridad, que es lo más importante”. Estoy preocupado y muy triste – agregó- por lo que está sucediendo esta noche. La vida es el don más precioso que existe. Nada es más precioso que la vida”. 

Las escaramuzas y el lanzamiento de proyectiles y bombas molotov se prolongaron por varias horas. A las 10 de la noche entró en escena un camión hidrante. Luego de 20 minutos, un comunicado del gobierno anunciaba que “para calmar la situación, la policía aceptaba retirarse”. Los jóvenes debían comprometerse a no lanzar objetos desde el puente.