No reducir el rol de la mujer en la Iglesia a mera funcionalidad, a funciones y tareas que desarrollar, porque esta actitud reduce la naturaleza y la llamada reduce la naturaleza y la llamada de la mujer misma”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La Virgen “mujer”. “madre” y “mestiza”: así el Papa Francisco describió a la Virgen de Guadalupe, en la celebración a Ella dedicada, hoy por la tarde, en la basílica de S. Pedro, entre cantos y costumbres de América latina que la tiene como su patrona.
En la homilía, hablando libremente, Francisco dijo que María es mujer “con la maestría de ser tal” y en virtud de este carácter, es también discípula fiel de su Hijo, el único Redentor. “Jamás quiso tomar para sí algo de su hijo, jamás se presentó como co-redentora, sino como una discípula. ¿Pero el Santo Padre está diciendo que es más importante el discipulado que la maternidad? No, no dije esto, María no robó para sí nada que fuese de su hijo, porque Ella es madre, da la vida, en la plenitud de los tiempos nosotros sentimos a este hijo nacido de una mujer”.
María es madre, nuestra, de todos los pueblos, madre de la Iglesia, pero antes aún de nuestros corazones y de nuestras almas. “Algún Santo Padre dice que esto que se dice de María puede ser dicho también de la Iglesia es a su modo, de nuestra alma. Porque la Iglesia es femenina y nuestra alma tiene la capacidad de recibir la gracia de Dios, recibirla y en un cierto sentido los padres la veían como femenina. No podemos pensar en la Iglesia sin este principio mariano”.
De aquí la advertencia a no reducir el rol de la mujer en la Iglesia a mera funcionalidad, a funciones y tareas que desarrollar, porque esta actitud reduce la naturaleza y la llamada reduce la naturaleza y la llamada de la mujer misma y nos deja a mitad de camino. La mujer en la Iglesia va más allá y su ser madre transforma también a toda la Iglesia en la “Santa Madre Iglesia”.
María es mestiza. “Quiso ser mestiza, se mezcló pero no sólo con Juan Diego, se hizo mestiza para ser madre de todos, porque ella ha ‘mestizado’ a Dios y este es el gran misterio: María madre mestiza, que hizo a Dios, verdadero Dios y verdadero hombre”.