Papa: integración y comprensión del otro, para combatir el antisemitismo y el odio a las minorías

Al recibir a una delegación del Simon Wiesenthal Center, Francisco reiteró que la Iglesia condena el antisemitismo. “Es preocupante  el aumento, en muchas partes del mundo, de una indiferencia egoísta, por la que nos interesa solo lo que nos resulta cómodo: la vida está bien si a mí me va bien y cuando algo no funciona,  se desencadenan la ira y la maldad. Así es como se preparan terrenos fértiles para los particularismos y populismos que vemos a nuestro alrededor. En estos terrenos crece rápidamente el odio”


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Es a través de la integración, la investigación y la comprensión del otro que se combaten el antisemitismo, el racismo y el odio a las minorías, que están creciendo en el mundo, que así todo se prepara para recordar el 75 to. aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. El encuentro de esta mañana con una delegación del “Simon Wiesenthal Center” fue para el Papa la ocasión de expresar su preocupación por “el aumento, en muchas partes del mundo, de una indiferencia egoísta,  por la que nos interesa solo lo que nos resulta cómodo: la vida está bien si a mí me va bien y cuando algo no funciona, se desencadenan la ira y la maldad. Así es como se preparan terrenos fértiles para los particularismos y populismos que vemos a nuestro alrededor. En estos terrenos crece rápidamente el odio.”.

Ante todo, el Papa subrayó que “desde hace ya décadas existen contactos con la Santa Sede” con el deseo conjunto de “hacer del mundo un lugar mejor, en el que se respete la dignidad humana, una dignidad que pertenece a todos por igual, independientemente del origen, la religión o la condición social. Es muy importante – subrayó - educar en la tolerancia y la comprensión mutua, en la libertad de religión y en la promoción de la paz social”.

Francisco luego recordó que en el 2016 visitó Auschwitz (en la foto), cuya liberación será recordada el próximo 27 de enero, “Allí estuve para rezar en silencio. Hoy  – continuó - absorbidos por el torbellino de las cosas, nos resulta difícil detenernos, mirar dentro de nosotros mismos, callarnos para escuchar el grito de la humanidad que sufre. El consumismo de hoy también es verbal: ¡cuántas palabras inútiles, cuánto tiempo perdido en impugnar y acusar, cuántas ofensas gritadas, sin tener en cuenta lo que se dice! El silencio, en cambio, ayuda a custodiar  la memoria. Si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”.

“El aniversario de la indecible crueldad que la humanidad descubrió hace setenta y cinco años es una llamada a detenerse, a permanecer en silencio y a recordar. Lo necesitamos, para no volvernos indiferentes”.

“Recientemente hemos visto un  bárbaro recrudecimiento del antisemitismo. No me canso de condenar firmemente cualquier forma de antisemitismo. Pero para afrontar el problema desde las raíces, también debemos comprometernos a arar la tierra en la que crece el odio, sembrando en ella la paz. En efecto, a  través de la integración, la búsqueda y la comprensión del otro nos protegemos mejor nosotros. Por eso es urgente reintegrar a los marginados, tender la mano a los que están lejos, sostener a los descartados por falta de medios y dinero, ayudar a los que son víctimas de la intolerancia y la discriminación”.

Los judíos y los cristianos tienen un “un rico patrimonio espiritual común que debemos descubrir cada vez más para ponerlo al servicio de todos. Siento que hoy en particular estamos llamados, ante todo, a este servicio: no a tomar distancias y excluir, sino a acercarnos e incluir; no a favorecer soluciones de fuerza, sino a abrir caminos de proximidad. Si no lo hacemos nosotros, que creemos en Aquel que, desde lo alto del cielo, se acordó de nosotros y se preocupó de nuestra debilidad ¿quién lo hará? Me vienen a la mente esas palabras del libro del Éxodo:«Acordóse Dios de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob". Y miró Dios a los hijos de Israel y conoció» (2, 24-25). Recordemos  nosotros también el pasado y preocupémonos por las condiciones de los que sufren: así cultivaremos el terreno de la fraternidad”.